PANDEMONIUM TRANSVERSITY
SPECIAL
Spanish & English:
*** EVOLUCION DEL CONCEPTO MARXIANO DE IDEOLOGIA
(1840 - 1867):
PRÁXIS-TEORÍA
REVOLUCIONARIA
VERSUS
PRÁCTICA-IDEOLOGÍA REACCIONARÍA
*** Acting, Thinking, Thought --
*** The surprising result of many a
profound,
philosophical and political discussion.
By Jutta Schmitt.
*** A most deserved flower
for someone ---
Hernán López-Garay
September 25, 2003
*** EVOLUCION DEL CONCEPTO MARXIANO DE IDEOLOGIA
(1840 - 1867):
PRÁXIS-TEORÍA
REVOLUCIONARIA
VERSUS
PRÁCTICA-IDEOLOGÍA REACCIONARÍA
Por:
Franz J. T. Lee.
„Tratar de abolir la religión como
felicidad ilusoria del pueblo es al mismo tiempo exigir su felicidad real.
Exigir dejar las ilusiones generales por el status quo existente es la demanda
para desistir de una realidad social que necesita ilusiones.
Lo que connota el concepto de ideología,
en sí mismo, es un proceso histórico particular. Este término,
ideología, tiene un significado político muy complejo y ambiguo.
Empero, su expresión científico-teórica tiene un carácter
socio‑evolucionario reformista. Históricamente, la aparición
del concepto está relacionada íntimamente al surgimiento de
las formaciones y transformaciones sociales burgueses capitalistas y a las
relaciones político‑económicas contemporáneas, incluyendo
la lucha revolucionaria de clase moderna. Por lo tanto, es axiomático
mencionar los dos mayores precedentes intelectuales.
En el s. XVIII los antecedentes inmediatos del concepto
ideología son el materialismo mecánico burgués
y la filosofía de „consciencia alemana“. Ambas corrientes
filosóficas reflejaron los intereses de clase de la burguesía
emergente en su inexorable lucha contra el absolutismo feudalista,
contra el clero y la nobleza. El materialismo mecánico se dirigió
directamente contra la religión y la metafísica;
y el idealismo objetivo alemán criticó a la epistemología
tradicional. Hay que añadir que ambos han influenciado profundamente
la determinación del concepto ideología, especialmente alrededor
de la primera mitad del s. XIX.
Analizaremos brevemente algunos aspectos de esta
actitud filosófica burguesa. El materialismo burgués nació
al igual que el empiricismo británico, como reto filosófico
a la superestructura escolástico‑católico‑romana del feudalismo.
Sir Francis Bacon (1561‑1626) divorció elegantemente la filosofía
de la teología, rompió el vínculo acientífico
entre la filosofía natural y la religión, y por consiguiente,
disoció la razón humana de la fe. De este modo, la filosofía
volvía a estar dirigida hacia las necesidades humanas terrenales.
Carlos Marx (1818‑1883) lo expresó de la siguiente manera:
Sin embargo, más adelante en su desarrollo
filosófico, el materialismo burgués llegó a ser progresivamente
unilateral, es decir, práctico-ideológico.
Pensar se convirtió en Producir. Independientemente
de los "aportes" bien conocidos de John Locke (1632‑1704), y de George
Berkeley (1683‑1753) al empiricismo burgués, fue Thomas Hobbes
(1588‑1679) quien sistematizó el materialismo baconiano. Con respecto
a este desarrollo filosófico unilateral, Marx agregó:
„La sensorialidad pierde
sus encantos y se torna en la sensorialidad abstracta del geómetra.
Se sacrifica el movimiento físico al movimiento mecánico o
matemático; se proclama a la geometría como la ciencia principal.
El materialismo se vuelve misantrópico (...).
Si la sensorialidad proporciona
al hombre todos los conocimientos, según lo demuestra Hobbes a partir
de Bacon, la percepción, la idea, la representación, etc.,
no son otra cosa que fantasmas del mundo corpóreo más o menos
despojados de su forma sensible. La ciencia no puede hacer otra cosa que darle
nombre a esos fantasmas (...) Una sustancia incorpórea es, por el
contrario, la misma contradicción que un cuerpo incorpóreo.
Cuerpo, ser, sustancia es una y la misma idea real. No se puede separar el
pensamiento de una materia que piensa. Es ésta el sujeto de todas las
variaciones (...) Toda pasión humana es un movimiento mecánico
que finaliza o principia. Los objetos de las pasiones constituyen el bien.
El hombre está sujeto a las mismas leyes que la naturaleza. El poder
y la libertad son idénticos“ (2).
Locke afirma que el conocimiento se puede adquirir
a través de la sensación, reflexión e intuición,
pero el sacerdote francés Etienne de Condillac (1715‑1780)
descartó las dos últimas y redujo todas las formas de reflexión
únicamente a la sensación. En su opus magnum, Traité
des Sensations (1754), Condillac demostró que los seres humanos
(no las "herramientas que hablan" - Aristóteles) desarrollan su consciencia
y conocimiento a partir, de las sensaciones y sus relaciones. De ahí
que el materialismo francés profundizó la unilateralidad de
la crítica burguesa dirigida contra la religión y metafísica
feudalista. La doctrina del sensacionalismo inspiró enciclopedistas
franceses como Claude-Adrien Helvetius (1715‑1771), Julien Offray
de la Mettrie (1709-1751), Denis Diderot (1713‑1784) y Paul
Henri Dietrich, Barón d’Holbach (1723‑1789). Por otra parte,
mientras que René Descartes (1596‑1650) y el Baron Gottfried
Wilhelm von Leibniz (1646‑1716) han tratado de descubrir una ciencia
universal capaz de resolver todos los problemas del universo, el filósofo
alemán, Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770‑1831) estaba buscando
un método universal que se aproximara al entero dominio de
la mente, la Dialéctica (3).
Su método da a la dialektiké
descubierta por Sócrates, una nueva connotación dinámica.
En adelante, la historia mundial llega a ser el juicio universal
y todos los conceptos encuentran su unidad en sus propias contradicciones.
Al mismo tiempo los conceptos principales como consciencia, autoconsciencia,
alienación, potencialidad y actualidad, expresan desde ahora, su
desarrollo, en su odisea universal hacia la identidad del Sujeto y del Objeto
en lo Absoluto, quiere decir, en el Espíritu del Mundo. De este modo
Hegel intentó dar a la historia mundial un télos, un fin,
un sentido. Así la historia universal adquiere una teodisea verdadera,
gana la justificación de lo Absoluto, y obtiene al fin un Dios
filosófico dentro de la historia; así, el espíritu
puede encontrar entendimiento verdadero y su "emancipación" total.
Obviamente la crítica filosófica burguesa
era unilateral; al fin y al cabo, no pudo apoderarse de la verdadera relación
entre el objeto criticado y su base socio-económica. Marx integró
muchos elementos de la crítica burguesa radical en su concepto de
ideología, no en su concepto de teoría, demostró
claramente tanto su naturaleza contradictoria como sus limitaciones lógico‑formales
obvias.
LA INTERPRETACION DE MARX SOBRE
LA IDEOLOGIA
Aunque existen numerosas ambigüedades dentro
del concepto de ideología de Marx, en un sentido normativo, éste
esencialmente es un término "negativo", afirmando el status quo.
No obstante, es sumamente difícil interpretar sistemática y
científicamente el concepto de ideología del mismo Marx. En
ninguno de sus escritos analizó específicamente, ni con extensión
este concepto; sólo en algunos trabajos de diferentes períodos
aparecen varias referencias dispersas, por lo que estos textos son imprescindibles
para entenderlo; por el contrario, en El Capital, no está
utilizando este concepto. En efecto, desde 1859 raras veces Marx usó
el concepto de ideología. Lo que utilizó era "die Theorie", en su Ciencia-Filosofía revolucionaria
tampoco utilizó "die Praktik" (la práctica), sino "die Praxis" (la Práxis).
El hecho de que el desarrollo intelectual de Marx
sigue un patrón lógico, es muy significativo, y cubre aproximadamente
tres períodos distintos. En el primero, básicamente fue involucrado
en el debate filosófico sobre Hegel y Feuerbach; en
el segundo, se preocupó por desarrollar el materialismo dialéctico;
y en el tercero, analizó las relaciones sociales capitalistas.
Durante la segunda etapa Marx y Engels elaboraron
su „materialismo moderno“ y sus postulados principales para analizar la sociedad
y la historia; por consiguiente, al mismo tiempo, dejaron el enfoque materialista
feuerbachiano. Después de eso, por vez primera, Marx desarrolló
el concepto de ideología. Por lo tanto, la segunda etapa comenzó
con la formulación de las Once Tesis sobre Feuerbach
(1844‑1845) y la redacción de La Sagrada Familia (1844),
y terminó aproximadamente en 1857. Un año después Marx
volvió a leer la Ciencia de la Lógica de Hegel, y empezó
sus obras „maduras“, desde los Grundrisse en adelante.
EL CONCEPTO DE IDEOLOGIA EN LATENCIA‑TENDENCIA
En sus primeros escritos, especialmente en la Crítica
del Derecho del Estado Hegeliano (1843) y en la Contribución
a la Crítica de la Economía Política. Prólogo.
(1844), Marx ya había anticipado el concepto de ideología
como una noción crítica. Por supuesto, durante este período
Marx aún estaba influenciado por la filosofía feuerbachiana,
lo que él mismo admitió (4). Por
consiguiente, en los escritos mencionados, fueron sentados los
fundamentos materiales del futuro concepto crítico de ideología.
Seguramente están presentes en la crítica de Marx a la
religión y a la concepción hegeliana del Estado.
En ambos casos, él indicó que el problema real es la „inversión en el pensamiento“ que oculta
la naturaleza verdadera de las cosas y de las realidades sociales.
Veremos dos ejemplos:
Por lo tanto, los filósofos
no brotan como hongos del suelo; sino que son productos de su época,
de la nación cuyos zumos más sutiles, valiosos e invisibles
fluyen en las ideas de la filosofía (...).
La filosofía no
existe fuera del mundo, de manera análoga como el cerebro no existe
fuera del hombre porque no está ubicado en el estómago
(...) En vista de que cada filosofía verdadera es la quinta esencia
de su época, debería llegar la época cuando la filosofía,
no sólo interiormente, debido a su contenido, sino también
exteriormente, debido a su forma, hace contacto y produce una interacción
con el mundo real existente“ (5).
Tres años después Marx escribió:
„La consciencia no puede
ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es
su proceso de vida real, y si en toda la ideología los hombres y
sus relaciones aparecen invertidos como una cámara oscura, este
fenómeno responde a su proceso histórico de vida, como la
inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a
su proceso de vida directamente físico“ (6).
En el mismo año, investigando la doctrina
hegeliana del Estado, Marx criticó la identificación del ser
y del pensamiento, al mismo tiempo, la noción de que la historia de
la idea abstracta es el proceso „real“ histórico, y que la práxis
humana es una mera manifestación de la Idea Absoluta. Explicó
que esta manifestación filosófica de Hegel resulta en „la conversión
de lo subjetivo en objetivo y lo objetivo en subjetivo“ (7).
Sin embargo, para Hegel, el Estado prusiano apareció
como la autorrealización de la Idea Absoluta, como la reencarnación
de la voluntad suprema; es „real“ porque es „racional“. De este modo,
se ve cómo Marx anticipó el mecanismo de la ideología.
Es preciso tener en cuenta que Marx acusó a Hegel de „abstraer“ o
„invertir“ las cosas reales; estas distorsiones intelectuales tienen una
base material en la realidad. De ahí que, la crítica de la
religión de Marx demuestra esencialmente que todavía tiene
rasgos feuerbachianos.
Marx resumió la esencia de la filosofía
de Feuerbach de la manera siguiente:
„El fundamento del criticismo
irreligioso es el siguiente:
El hombre hace la religión,
la religión no hace al hombre. De verdad, la religión es la
autoconsciencia y la autoestimación del hombre que no se encontró
a sí mismo o se volvió a perder a sí mismo“ (8).
Pero Marx traspasó a Feuerbach; para él
la crítica filosófica en sí misma no es capaz de destruir
esta ilusión, el hombre debe aniquilar al mundo social que ha producido
esta fantasmagoría. Continuando su crítica, Marx postuló:
„Pero el hombre no es
un ser abstracto; acampando fuera del mundo concreto. El hombre es el mundo
de los hombres, del Estado, de la sociedad. Este Estado, esta sociedad, producen
la religión, una consciencia del mundo invertida; porque ellas constituyen
un mundo invertido (...) (La religión) es la realización fantástica
de la esencia humana, porque la esencia humana no tiene realidad verdadera.
Por consiguiente, la lucha contra la religión forma parte, indirectamente,
de la lucha contra un mundo cuyo aroma espiritual es la religión misma“
(9).
Marx enfatizó nuevamente que la religión
es la „inversión“ de la realidad socio‑histórica:
„La zozobra religiosa
es al mismo tiempo la expresión de la miseria real, y también
la protesta contra el dolor real. La religión es el suspiro de la criatura
oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, lo mismo que
el espíritu de condiciones abatidas. Es el opio del pueblo“ (10).
No cabe duda que la frase „opio del pueblo“ (originalmente
formulada por el obispo británico Kingsley) tiene su vigencia
revolucionario-emancipatoria científico-filosófica práxico-teórica. Con este
espíritu , Marx consiguió determinar la esencia religiosa y
su relación ideológica:
„Tratar de abolir la religión
como felicidad ilusoria del pueblo es al mismo tiempo exigir su felicidad
real. Exigir dejar las ilusiones generales por el status quo existente es
la demanda para desistir de una realidad social que necesita ilusiones.
Sin embargo, en embrión,
el criticismo de la religión es el criticismo del valle de lágrimas,
cuya aureola es la religión“ (11).
No obstante, y porque la crítica está
enfocada contra una realidad invertida, la „cadena“ real y sus „flores imaginarias“
deberían ser destruidas, para capacitar al hombre revolucionario para
emanciparse de „la cadena y recobrar la flor de la vida“ (Marx). Por lo
tanto, la crítica teórico‑práxico‑filosófico‑científica
„(...) del cielo se convierte
en el criticismo de la Tierra, el criticismo de la religión en el
criticismo del derecho, y el criticismo de la teología en el criticismo
de la política“ (12).
Ergo, según Marx, ¡toda
crítica social revolucionaria emancipatoria tiene que comenzar con
la crítica de la religión!
Jorge Larrain sintetizó esta proposición
marxiana idóneamente:
„Aquí Marx anticipó
uno de los elementos cruciales del concepto de ideología, a saber,
que, en la mente humana, la religión trata de compensar una realidad
deficiente, trata de reconstruir una solución coherente en la imaginación;
pero, que en realidad, va muy lejos del mundo real en su esfuerzo de resolver
las contradicciones de este mundo concreto. Así, Marx afirmó
el postulado de que la inversión ideológica corresponde y deriva
de una inversión real“ (13).
También sabemos que en esta época (alrededor
de 1845) Marx introdujo su principio revolucionario-emancipatorio
de la Práxis-Teoría. El descubrió que
una mera crítica teórico‑filosófica del mundo es nada,
que es necesario cambiar y mejorar el mundo práxico-teóricamente,
y que la critica práxico-teórica lo es todo.
Citaremos algunas observaciones de Marx en su Contribución
a la Crítica de la Filosofía del Derecho dé Hegel
(1843‑44):
„Por supuesto, el arma
del criticismo no puede reemplazar al criticismo del arma; la fuerza
material tiene que ser derribada por la fuerza material; pero la teoría
también llega a ser una fuerza material en cuanto a que aferra
a las masas. La teoría es capaz de agarrar a las masas (...)
tan pronto se hace radical. Ser radical es apoderarse de la raíz
del asunto. Pero, para el hombre, la raíz es el hombre mismo (...)
El criticismo de la religión termina con el reconocimiento de
que el hombre es el mayor ser para el hombre, sin embargo, termina dentro
del contexto del imperativo categórico de derrocar todas las
relaciones que han reducido al hombre a un ser deshonrado, esclavizado,
abandonado y despreciado (...)“ (14).
Por lo tanto, como resultado idealista-materialista de la influencia
de Feuerbach, Marx detectó la relación-determinación
concreta entre la Ciencia y la Filosofía, a saber, entre la Práxis
y la Teoría, quiere decir, descubrió la esencia real de la
Revolución-Emancipación. Entonces, es la Dialéctica
entre la Práxis humana, objetiva, natural y la Teoría humana,
activa, subjetiva, social. Marx lo formuló así:
„Como la filosofía
encuentra sus armas materiales en el proletariado, del mismo modo, el proletariado
halla sus armas espirituales en la filosofía. Y en el momento cuando
el relámpago del pensamiento se arraigue definitivamente en el suelo
ingenuo de las masas, la emancipación de los alemanes, la transformación
de ellos en seres humanos, tendrá lugar (...) La emancipación
alemana es la emancipación del ser humano. El cerebro de esta emancipación
es la filosofía, su corazón es el proletariado. La filosofía
no puede ser transformada en realidad sin la abolición del proletariado
mismo. El proletariado no puede ser abolido sin que la filosofía sea
hecha una realidad“ (15).
CONCEPCION AMBIGUA Y NEGATIVA DEL
„JOVEN“ MARX SOBRE IDEOLOGIA.
La obra de Marx y Engels La Ideología
Alemana, tiene una esencia polémica, pero no cabe duda sobre
su carácter teórico y su relevancia práxica para entender
el concepto de ideología marxiano. Es la primera formulación
de la concepción materialista de la historia. Por cierto no se puede
comparar este trabajo con el famoso Prefacio de 1859, que refleja
de manera concentrada la esencia del trabajo de Marx. A pesar de su título,
La Ideología Alemana no contiene una definición precisa ni
un análisis sistematizado del concepto ideología. No obstante,
es un libro muy problemático, que causa severas dificultades de interpretación.
Ataca principalmente al idealismo y al materialismo mecánico burgués.
El concepto de ideología marxiano forma parte de una teoría
general sobre „la formación de las ideas“ que surge de la crítica
de las „inversiones“ de la filosofía idealista alemana y del problema
de relacionarlas a la realidad social; y, finalmente, de explicar la formación
de las ideas, y por consiguiente, de la ideología en general.
Las ideas en general, están explicadas a través
de su relación con la práctica humana y la práxis
social. Marx enfatizó que la realidad social misma debería
ser concebida como Praxis (palabra original en alemán).
Criticó a los materialistas mecánicos que negaron el
elemento práxico de la realidad social. Afirmando el trabajo,
según él, la realidad socio‑histórica es un producto
del „trabajo sensorial continuo y creativo“, quiere decir, es „la acción
recíproca de los hombres“ (16)
.
Por lo tanto, la práxis humana es esencialmente
la actividad consciente y sensorial del hombre. Sólo así
la sociedad puede producir y reproducir su existencia material y sus relaciones
concretas. Sin embargo, la ideología es un modo de ser específico
de ciertas ideas, pero no de todas. En ningún sentido, la ideología
comprende todas las ideas en sí mismas. Podemos
constatar que todas las ideologías están compuestas de ideas,
pero no todas las ideas reflejan o reproducen necesariamente ideologías.
Entonces es preciso explicar las relaciones científicas entre la práxis y la teória , también
entre la práctica
y la ideología. Precisamente esto no lo encontramos, ni en
el Prefacio de 1859, ni en La Ideología Alemana.
Lo que es peor, los marxistas posteriores no
han hecho una diferenciación exacta entre la práctica y la
práxis, ni entre la ideología y la teoría. Y
más, ¿Cual es la diferencia entre una idea (o una teoría)
en relación a un mundo invertido y a un mundo real? No se puede invertir
simplemente un mundo religioso y llegar otra vez al mundo real, y viceversa.
No es un problema mecánico, sino una transformación transhistórica.
Marx desarrolló principalmente los siguientes
principios:
„En cada época
las ideas de las clases gobernantes son las ideas gobernantes“ (17).
Esta afirmación excluye „ideas no gobernantes“
que también existen.
Más tarde, en 1859, postuló:
„La consciencia tiene
que ser explicada dentro del contexto de las contradicciones de la vida material“
(18).
Y antes dijo que el materialismo histórico
o moderno,
„explica la formación
de las ideas de la práxis material“ (19).
Por consiguiente, hay relaciones especiales entre
la consciencia social y las contradicciones práxicas de la vida real
material, y entre las ideas gobernantes y la ideología misma. Y, por
supuesto, entre las acciones no gobernantes (práxis) y las ideas
no gobernantes (teoría) de la vida
real material.
Explicaremos lo que es la realidad cósmica
histórica ‑ la realidad material que concierne a los hombres produciendo.
La Historia, como proceso universal particular, como la patria dentro de
la Historia multiversal, tiene su propia contradicción: Naturaleza
‑Sociedad. Los "hombres" trabajadores esencialmente son históricos;
ellos contienen en sí mismos la contradicción histórica
fundamental. Esto quiere decir que el hombre ( y la mujer) al igual que
la historia, nunca es puramente naturaleza o sociedad; puede ser maltratado
o pervertido; es principalmente una relación histórica, una
relación entre objeto y sujeto. Esto también quiere decir
que el producto intelectual del hombre, la idea, nunca es puramente subjetiva.
Asimismo, un producto material activo o práxico, en el proceso de
trabajo nunca es puramente objetivo. Por lo tanto, una idea humana tiene que
ver con práctica ideológica y/o práxis teórica,
y una acción humana con ideología práctica y/o teoría
práxica. Además, una idea de un mundo real invertido, una idea
religiosa o ideológica, refleja una realidad material, por lo menos
perversa. Similarmente, una acción repetidora, un reflejo físico,
lo viejo, la práctica diaria, reflejan algunas ideas
prácticas, algunas realidades conservativas. Ahora sabemos cómo
está compuesta la "Categoría" Práctica-Ideología y que
es, la Negación de ella, la Práxis-Teoría.
La única posibilidad para que un ser histórico
conozca y reconozca su realidad histórica es creando, recreando, no
produciendo, reproduciendo, es decir, transformándose a sí
mismo y a la historia misma. Esta es la razón por la cual todas las
ideas humanas y la consciencia social o bien son derivadas de la práctica
o bien de la práxis social o bien de las ideas transhistóricas
mismas. El único problema es: ¿Qué
es la ideología realmente?, y ¿Qué es lo que refleja
precisamente en la realidad socio‑histórica?
En La Ideología Alemana, Marx escribió:
„La producción
de las ideas, de las concepciones, de la consciencia, en primer lugar, está
entretejida directamente con la actividad material y, el intercambio de los
hombres, con el lenguaje de la vida real. A este nivel, concebir, pensar
y el intercambio mental de los hombres, aparecen como la emanación
directa de su conducta material. Lo mismo es válido para la producción
intelectual como se expresa en el lenguaje de la política, las leyes,
la moralidad, la religión, la metafísica, etc., de un pueblo
(...) La consciencia nunca puede ser otra cosa que la existencia consciente,
y la existencia de los hombres es su proceso de vida real (...) Los hombres
procediendo a desarrollar su producción material y su intercambio
material, alteran, junto con esto, su mundo real, pero también su
pensamiento y los productos del pensamiento“ (20).
Lo que es Práxis para Marx es la idea, la
„concepción del pueblo“, que produce, que surgió de la actividad
histórica revolucionaria y que otra vez se materializa y activa en
el proceso de producción y reproducción real. (21).
De allí que la práxis (también la práctica) determina
la consciencia social, y por lo tanto, a todas las ideas, sin importar
si ellas son inadecuadas o altamente abstractas. Además:
„Las ideas son la expresión
consciente - real o ilusoria - de sus relaciones y actividades reales, de
su producción, de su intercambio, de su conducta social y política“
(22).
Entonces, la Teoría expresa las relaciones
y actividades reales y la Ideología expresa las ideas ilusas
(falsas y engañosas) que reflejan inversiones irreales o intereses
conservativos de las clases dominantes; en otras palabras, que producen
la Práctica, que frenan el desarrollo histórico revolucionario
emancipatorio. Más aún, la Ideología expresa inadecuadamente
la realidad, no refleja científicamente la praxis real. La burguesía
como clase dominante está limitando su modo de actividad material,
y, por consiguiente, sus relaciones sociales, su posible aproximación
teórico-práxica. Por lo tanto, está reduciéndose
a sí misma a una relación ideológico-práctica.
Y porque está controlando las ideas gobernantes de su época,
despliega, al mismo tiempo, la ideología a las clases oprimidas a
través de su educación limitada y sus medios de intercomunicación
social. Ahora entendemos porque la consciencia social contemporánea,
como contradicción, está compuesta principalmente de una Afirmación
conservativa ideológico-práctica y una Negación
emancipatoria práxico-teórica.
De allí que, en La Ideología Alemana,
y en el Prefacio de 1859, Marx desarrolló un concepto de ideología ambiguo, crítico
y negativo. Marx nunca dijo que la ideología dominante
es la ideología de la clase dominante ‑ ésta es una concepción
„marxista‑leninista" ‑ de Stalin y sus sucesores „comunistas“. No obstante,
aunque la ideología nunca puede servir a los intereses emancipatorios
de las clases dominadas, en ella existen ideas práxico-teóricas
esporádicas que son el resultado directo de la lucha de clases concreta,
ideas revolucionarias en ropa vieja. Marx nunca clasificó estas ideas
como ideología ‑ fueron Lenin, Gramsci y Lukács
quienes realizaron esta "mala" interpretación. Y más, Marx jamás científicamente
describió su propia teoría revolucionario-emancipatoria como
una ideología, como una ideología del proletariado.
Por supuesto, no todas las ideas de la clase dominante,
ni todas las ideas dominantes son necesariamente ideología; de la
misma forma que no es la clase dominante la única que puede producir
ideología. Seguramente una clase dominada puede producir un „marxismo-leninismo“,
debido a su práxis-teoría menos desarrollada, limitada e inadecuada.
Al fin y al cabo:
„La ideología se
refiere a una práxis (práctica) material limitada que genera
ideas que tergiversan las contradicciones sociales en interés de la
clase dominante“ (23).
Finalmente, el concepto marxiano de ideología
es esencialmente negativo y crítico, porque la Ideología involucra
una tergiversación de la realidad y de las contradicciones socio‑históricas.
Esta perversión ideológica de la realidad social no es patrimonio
específico de una clase en particular, aunque la ideología
siempre sirve a los intereses de las clases dominantes. El por qué
todas las clases sociales pueden producir ideología, depende de su
„modo limitado de actividad material“. Pese a que Marx postuló
que la práxis social es la base teórica para analizar las ideas
y la ideología, todavía en aquella época él mismo
no había comenzado a investigar las relaciones político‑económicas
del modo de producción capitalista. El comenzó con este trabajo
en los Grundrisse (1858) y El Capital (1867), obras fundamentales
para entender el concepto marxiano de ideología, y la Práxis-Teoría.
En El Capital, Marx escribió:
„Todas las cosas aparecen
al revés en la competencia“ (24).
Así,
finalizando, la Ideología oculta las relaciones socio-político-económicas
esenciales y existenciales, pero no es una ilusión sin base natural-social.
Según Marx, sólo en el modo de producción comunista
la ideología como fenómeno histórico desaparecería,
perdería su base socio-material. Otra vez: la Consciencia Social como
Contradicción Transhistórica tiene en su esencia y existencia
material-intelectual una Afirmación sana, la Práxis
revolucionaria científica y una Negación viva,
la Teoría emancipatoria filosófica, que superan la
Práctica-Ideología conservativo-reaccionaria, parroquial-enciclopedista.
NOTAS
(3)
Ver: Phänomenologie des
Geistes. 1806.
(5)
MARX, Karl; Editorial
en el periódico, Kölnische Zeitung, N° 79, julio de 1842.
(8)
MARX, Karl; „Contribution
to the Critique of Hegel’s Philosophy of Law. Introduction“, en: MARX/ENGELS;
On Religion. Moscú: Progress Publishers, 1975, p. 38. Traducción nuestra. También
las siguientes:
(13)
LARRAIN, Jorge;
Marxism and Ideology. Londres: Macmillan, 1983, p. 13. Nuestra traducción.
(14)
MARX/ENGELS; On
Religion. op. cit., p. 46. Traducción nuestra.
(15)
Ibid., p. 52.
Traducción nuestra.
(16)
Ver: Carta de Marx
a P. V. Annenkov, del 28 de diciembre de 1846, en: Selected Correspondence.
Moscú: Progress,
p. 30.
(17)
Ver: German Ideology.
Op. cit., p. 64. Traducción nuestra et seq.
(18)
Ver: Prefacio.
op. cit., p. 182.
(19)
Ver: German Ideology.
op. cit., p. 58.
(20)
MARX/ENGELS; German Ideology.
Op. cit., p. 47.
(23)
LARRAIN, J.; Marxism
and Ideology. Op. cit., p. 27. Traducción nuestra.
(24)
MARX, Karl; El
Capital. Londres: Lawrence
E Wishart, 1974, Tomo III, p. 209.
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Creative fantasy, autonomous
thought
- The weapons against desperation -
Whatever they say, can never be brought
To blossom within education.
Jutta
Schmitt.
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