Sección 11

LA PRÁXIS-TEORÍA REVOLUCIONARIA DE LENIN
Una aproximación simple


La conciencia de clase obrera no puede ser conciencia política genuina, si los trabajadores no están preparados para responder a todos los casos, sin excepción, de tiranía, opresión, vio­lencia y abuso, no importa qué clase esté afectada. (Lenin)


LA PRÁXIS-TEORÍA REVOLUCIONARIA DE LENIN
Una aproximación simple


INDICE

A. INTRODUCCION GENERAL
B. LA ORGANIZACION DE TRABAJADORES Y EL PARTIDO REVOLUCIONARIO

1. La Revolución Proletaria

2. Ideología Burguesa y Conciencia de Clase Proletaria

3. Lucha de Clase Proletaria y Conciencia de Clase Proletaria

C. PLANIFICACION CENTRALIZADA

D. VANGUARDIA REVOLUCIONARIA Y ACCIONES ESPONTANEAS DE MASA

E. ORGANIZACION, BUROCRACIA Y ACCION REVOLUCIONARIA

F. PRÁXIS REVOLUCIONARIA Y TEORIA DE LA ORGANIZACION, PROGAMA REVOLUCIONARIO

G. PRÁXIS-TEORÍA DE LA ORGANIZACION, CENTRISMO DEMOCRATICO Y DEMOCRACIA DE LOS SOVIETS

H. „INTELLIGENTSIA“ TECNICA, CIENCIAS SOCIALES Y CONSCIENCIA DE CLASE PROLETARIA


A. INTRODUCCION GENERAL

Vladimir Ilych Ulyanov (llamado Lenin) nació el 22 de abril de 1870 (antiguo calendario ruso), en Simbirsk (ahora Ulyanovsk), Rusia. Desde sus años de estudiante comienzan los problemas con las autoridades por sus actividades radicales en la agrupación marxista. A los 25 años de edad concentró los círculos de estudio de los trabajadores marxistas de San Petersburgo (ahora Leningrado), en la „Liga de lucha para la Emancipación de la Clase Trabajadora“, embrión del futuro Partido Proletario Ruso. Durante el Segundo Congreso del Partido Democrático laboral Ruso (PDLR), en julio de 1903, consiguió aglutinar a su alrededor una facción que se conoció como los Bolcheviques (de bolshinstvo, que quiere decir „mayoría“). El otro grupo, al cual originalmente perteneció Trotski, fue el Menchevique (de menshinstvo, que quiere decir „minoría“). Después de este Congreso, Lenin comenzó a desarrollar las bases técnico-políticas de un „nuevo tipo de partido“, lo que logró más tarde con la formación del Partido Bolchevique. Esto constituyó su gran aporte al marxismo.

 

En su libro Materialismo y Empirocriticismo, publicado en 1909, defendió las bases teórica-práxicas de un partido proletario marxista en la luche contra el „revisionismo“, contra los que él llamó „los falsificadores“ y „derrotistas“. Lo que nos interesa tratar aquí, es principalmente, la contribución marxista de Lenin al problema de la conciencia de clase y organización del proletariado.

 

Por sus actividades revolucionarias Lenin fue forzado al exilio. En abril de 1917 regresó y comenzó a organizar el Partido Bolchevique. En el verano de 1917 terminó su famosa obra „El Estado y la Revolución”. Pocos meses mas tarde, junto con Trotski, encabezó la Revolución de Octubre. En 1939 influyó en el establecimiento de la Tercera internacional, la Internacional Comunista, con la cual se intentaba promover la revolución mundial. Murió el 21 de enero de 1924 después de larga enfermedad.

 

Es interesante hacer notar, que Lenin se consideraba un „marxista ortodoxo“, que sólo trata de cultivar, nutrir y enriquecer tanto al socialismo científico como al socialismo filosófico. En lo que al marxismo se refiere, nunca demandó originalidad.

 

Cuando se inició el movimiento revolucionario ruso, a fines de siglo, la lucha de los trabajadores de Europa Occidental había perdido su ardor. Los „líderes“ socialistas de Europa, aparte de las proclamaciones ideológicas verbales que ponían de relieve sus políticas „marxistas“, estaban más interesados en defender „las políticas sociales“ y los intereses de los trabajadores en el mercado de trabajo capitalista, dentro del status quo ya existente. Este cambio definido en le actitud política, alejado de los postulados del Manifiesto Comunista de 1848, tuvo su expresión ideológica en el „revisionismo social-demócrata“ y su expresión práctica en un „movimiento sindicalista puramente económico“. El desarrollo político estuvo, por algún tiempo, ideológicamente camuflado por la batalla de los „marxistas ortodoxos“ contra los „revisionistas“. Y fue precisamente la „práctica revisionista“ de ambos, lo que Lenin atacó con furor práxico.

 

 

B. LA ORGANIZACION DE TRABAJADORES Y EL PARTIDO REVOLUCIONARIO

 

Entre la oposición de „izquierda“ de la social-democracia, de Europa Occidental y la social-democracia rusa (especialmente Lenin), surgió un antagonismo respecto a la organización de las masas trabajadoras y al papel que juega un partido marxista en la revolución social. Para poder comprender la posición leninista es necesario hacer una revisión somera de las peculiaridades históricas de la revolución proletaria de nuestra época. (1)

 

1. La Revolución Proletaria

 

A diferencia y en contradicción con otras revoluciones sociales de épocas anteriores, la revolución proletaria de los siglos XIX y XX tiene cuatro características distintivas que determinan su carácter histórico especifico, pero que fijan también las enormes dificultades que confrontan su realización.

 

a. La revolución proletaria que comenzó en 1917 sería la primera revolución social de la historia, nacional e internacional, realizada por las clases más bajas y empobrecidas de la sociedad, las cuales constituyen una fuerza revolucionaria descomunal, pero no poseen el control económico, político ni social, y a las que no les esté permitido disfrutar de la gran acumulación de riqueza de producción a escala global.

 

b. Sería la primera revolución social en la historia que tiene como objetivo revolucionario una transformación, conscientemente planificada, del antiguo modo de producción existente, el capitalismo, en uno nuevo, el socialismo, y eventualmente, el comunismo. Hasta ahora y hasta cierto punto, las revoluciones se „hicieron“ sin la ayuda de una teoría afirmativa o de una práxis revolucionaria-emancipatoria orientadora.

 

c. Como las revoluciones sociales anteriores, la revolución proletaria surgió de las luchas y contradicciones de clase internas del modo de producción existente, pero, contrariamente a ellas, ésta no puede detenerse en un cierto punto crucial, no puede permitirse el lujo de una transformación incompleta, ya que está dirigida a un cambio total de todas las relaciones humanas, a un cambio consciente, sistemático y radical del orden existente, en un período de tiempo muy largo que podría durar siglos. Además, la consecución del poder social por parte del proletariado, a escala mundial, no es el final, sino el comienzo de la historia verdadera, el inicio de las acciones tendientes a lograr su transformación social, acciones entre las cuales podríamos citar: abolición de la contradicción entre capital y trabajo, el Estado, la producción de bienes suntuarios, todas las clases sociales incluyendo el proletariado, el „racismo“ y la opresión sexual.

 

d. Como dijimos anteriormente, la revolución proletaria sería la primera revolución en la historia que es esencialmente internacional, no limitada a una isla, Estado, región o bloque de países. Esto constituye una condición sine qua non, absolutamente necesaria para su conquista histórica. Seguramente, tendrá un comienzo nacional pero su triunfo no será nunca seguro a menos que se realice con éxito a escala global. Es un proceso mundial, una revolución mundial, la emancipación global. Por lo tanto, no puede ser una lucha social uniforme y unificada, sino que debe corresponder a los principios del desarrollo histórico igual, desigual y combinado.

 

Lenin, que vivió en un período de monopolio capitalista, estaba en mejores condiciones que Marx y Engels para evaluar la importancia de estos factores mencionados en la teoría y práxis revolucionaria. Conocedor de los mismos, Lenin desarrolló el marxismo, extendiendo su aplicación a los problemas centrales de la superestructura social, es decir, del Estado, la ideología, la teoría-práxis, la conciencia de clase y el partido.

 

Por lo general, se puede decir que Lenin, Trotski y Rosa Luxemburgo - y en forma restringida, también Lukacs y Gramsci - han formulado el factor subjetivo del marxismo, sólo expuesto en forma tácita por Marx y Engels. Este factor está especificado, principalmente, en las teorías leninistas sobre la organización y el partido.

 

2. Ideología Burguesa y Conciencia de Clase Proletaria

 

a. Ideología Burguesa

 

Respecto a las clases y a la ideología, Marx y Engels afirmaron:

 

„Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época o dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad, ejerce al mismo tiempo su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material, a su vez, dispone con ello de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, el propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente“. (2)

 

En lo que concierne a erradicación de la „ideología“ dicen:

 

„Toda esta apariencia de que la dominación de una determinada clase no es más que la dominación de ciertas ideas, se esfuma, naturalmente, de por sí, tan pronto como la dominación de clase en general deja de ser la forma de organización de la sociedad; tan pronto como, por consiguiente, ya no es necesario presentar un interés particular como general o hacer ver que es ‘lo general’, lo dominante“. (3)

 

A fin de penetrar en las consideraciones de Lenin, es importante comprender estos pensamientos marxistas dentro del contexto del dominio capitalista. Nacional e internacionalmente, la burguesía controla la producción ideológica, esto es, los medios de comunicación, las escuelas, las universidades e iglesias y las usa en beneficio de sus propios intereses de clase para perpetuar su existencia. Mientras la burguesía era joven, revolucionaria y relativamente estable, por ejemplo, en los siglos XVIII y XIX, su ideología-práctica influenció, fundamentalmente a las clases obreras. En la primera fase de las luchas obreras, especialmente hasta 1848 en Europa Occidental, y mucho más tarde en otras regiones, el obrero como una clase „en si misma“, aún manejaba los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Pero en cuanto se intensificaron las luchas de clases a nivel mundial, particularmente en el s. XX, la clase burguesa dominante se volvió inestable y vacilante, perdiendo su papel socio-revolucionario; así, se pudo instaurar un nuevo proceso revolucionario práxico-teórico del proletariado, llegando éste a convertirse progresivamente en una clase „para sí misma“. Los trabajadores se hacen cada vez más conscientes de sus propios intereses de clase y de su propia misión histórica. Como una consideración subjetiva de la lucha de clases objetiva, surge una controversia entre la ideología burguesa, recién desarrollada, y la conciencia de clase proletaria, expresada en la práxis-teoría revolucionaria. De nuevo observamos que algo así como una „ideología proletaria“, „ideología marxista“ o práctica proletaria resulta científicamente ajena al socialismo científico-filosófico. Son sólo conceptos de la „ideología burguesa“, usados algunas veces por „marxistas“ o "revolucionarios".

 

Con esta teoría de la organización, Lenin trata de explicar la dialéctica interna del proceso encaminado a lograr la conciencia de clase política.

 

b. Teoría de la Organización

 

La teoría de la organización de Lenin funciona con tres categorías activas:

la clase trabajadora (masas obreras),

la vanguardia proletaria (el sector obrero ya organizado y con conciencia de clase) y

la organización revolucionaria (el partido marxista).

 

- La clase obrera:

 

Marx y Engels habían desarrollado un concepto de clase „objetivo“ y „subjetivo“, enunciado, principalmente, por el joven Marx en el Manifiesto Comunista (junto con Engels) y en sus trabajos de 1850 - 52, en el cual señala que la clase obrera, con un mínimo de conciencia de sí misma, podría convertirse, dentro de la lucha de clases, en una clase „para si misma“. De allí que, un partido de trabajadores, necesariamente no tendría que jugar un papel decisivo. Sin embargo, después de 1852 Marx y Engels formularon un concepto objetivo de clase que significa, esencialmente, „la clase en sí misma“, es decir, un grupo social que se define por su posición objetiva específica en el proceso de producción­ e independiente de su nivel de conciencia política. (4) Este concepto objetivo es fundamental para la teoría de la organización de Lenin. De la misma forma, es importante entender los trabajos de la oposición de „izquierda“ dentro de la social democracia alemana, con Engels, Bebel y Kautsky.

 

- La vanguardia proletaria:

 

Lenin pone énfasis en que, por el sólo hecho de que la clase proletaria exista objetivamente, en una posición revolucionaria, puede realizarse una lucha de clases revolucionaria. Más aún, sólo en conexión con esta lucha de clases, el concepto de vanguardia revolucionaria del proletariado tiene un significado científico. Fuera de esta combinación histórica: la clase proletaria objetiva y lucha de clases concreta, la actividad revolucionaria sólo puede constituir la „esencia de un partido“, pero no un partido proletario. Por consiguiente, no puede existir un partido que se auto-proclame „partido de vanguardia“.

 

Un verdadero partido proletario revolucionario sólo puede ganar el derecho histórico a ser llamado „vanguardia proletaria“, dentro de la lucha de clases propiamente dicha.

 

- Organización revolucionaria:

 

La formación del proletariado como una categoría objetiva es, en sí misma, un proceso histórico. Las clases obreras surgieron de varios grupos sociales que representaban diferentes formas de toma de conciencia política. Los trabajadores al borde de la lucha de clases, la vanguardia revolucionaria, serán los de más avanzada conciencia política. La categoría de partido revolucionario tiene, como base analítica, el postulado de que el socialismo es una ciencia que no puede entenderse ni aprenderse a fondo en forma colectiva sino individualmente. Sólo así el socialismo científico puede extenderse a toda la sociedad.

 

Al respecto, debemos recordar que a mediados del siglo XIX, el socialismo proclama ser el „florecer dialéctico“ y la „auto-abolición“ de por lo menos tres ciencias sociales clásicas importantes: la filosofía alemana, la economía nacional inglesa y la ciencia política francesa. Tal asimilación científica tiene como prerrequisitos, una cabal comprensión de la dialéctica materialista, del materialismo histórico, de la teoría económica marxista, de la historia de las revoluciones sociales modernas y de los movimientos de la clase obrera contemporáneos. Con toda seguridad un obrero de fábrica medianamente educado, imbuido de las ilusiones e ideologías burguesas, es incapaz de aprender y asimilar en toda su dimensión histórica, los hechos científicos ya mencionados. Por ello Lenin argumentaba que la conciencia de clase, las ideas socialistas y la teoría-práxis revolucionaria, sólo pueden ser distribuidas socialmente, a través de una selección individual de los grupos laborales más experimentados dentro del proletariado. Porque a medida que esa conciencia de clase sea adquirida individualmente, en principio, los miembros de otros grupos sociales, por ejemplo los intelectuales, pueden participar directamente en la lucha de clases proletaria, siempre y cuando apoyen y protejan los intereses de la clase obrera. Basándose en este marco teórico, Lenin desarrolló su teoría del partido.

 

3. Lucha de Clases Proletaria y Conciencia de Clase Proletaria

 

De lo antes expuesto, según Lenin, se deduce que la unidad dialéctica (como proceso) de las masas proletarias, de la vanguardia proletaria y del partido revolucionario, está determinada por la transformación de la lucha de clase proletaria misma y por los efectos causados por esta transformación histórica en la conciencia de clase de las masas trabajadoras.

 

Como dijimos anteriormente, las luchas de clases se han emprendido, por milenios, sin que las clases revolucionarias supieran, conscientemente y con exactitud, cual era su misión histórica. Más aun, las luchas de clases obreras ocurrieron mucho antes de que existiera un movimiento socialista, un socialismo filosófico-científico o el „Manifiesto Comunista“. En esas luchas se incluían métodos como las huelgas, „retardo voluntario en el ritmo de trabajo“, protestas violentas, manifestaciones y hasta organización de sindicatos embrionarios. Estos métodos eran el producto directo de las acciones obreras contra las condiciones de opresión impuestas por la clase dominante y pueden clasificarse como formas elementales de las luchas de clase proletaria.

 

Sólo la experiencia, ganada a la acción, puede originar conciencia social y reproducirla. Únicamente a través de las acciones de masa se puede cambiar la conciencia social. Sin embargo, en la mayoría de los trabajadores está activa sólo durante la lucha misma. Después, regresa a la „vida privada“, es decir, a la lucha por la supervivencia, bajo la alienación capitalista.

 

En ciertos grupos pequeños de trabajadores progresistas, la vanguardia proletaria se comporta de manera diferente. Después de le batalla, ellos continúan la lucha, activamente, en otros frentes. La fuerza conductora detrás de esta vanguardia es menos intelectual, pero constituye la experiencia verdadera, la práxis de la lucha de clases.

 

Lenin demostró que la acción colectiva de los trabajadores progresistas es muy difícil de lograr. Ellos saben, por experiencias ya pasadas, que las acciones efímeras no conducen al logro de sus objetivos de liberación. Tampoco ignoran el poder de la burguesía. Por ello Lenin subrayó la importancia de que estos obreros progresistas sean asimilados a los núcleos de trabajadores revolucionarios, a fin de poder organizar un partido revolucionario de clase proletaria.

 

El proceso de „maduración“ de una virtual situación revolucionaria, se articula en las correspondientes acciones continuas de las grandes masas obreras con las de los grupos progresistas. Una situación revolucionaria, es decir, la posibilidad de conquistar el poder social, existe, cuando se logra la asimilación de la vanguardia revolucionaria proletaria y las acciones de masa y cuando, al mismo tiempo, la conciencia política de la vanguardia se ha convertido en conciencia revolucionaria.

 

Vemos así que la transformación de la elemental lucha de clases en revolución proletaria, tiene importantes precondiciones cuantitativas y cualitativas: se necesita un gran número de trabajadores progresistas, pero también objetivos revolucionarios muy claramente formulados, y un programa socialista transitorio bien definido. Luego, según Lenin, sólo es posible una revolución proletaria triunfante, cuando todos los factores ya mencionados se unen dialécticamente con éxito.

 


C. PLANIFICACION CENTRALIZADA

En su concepción del plan estratégico, como ya hemos visto, la teoría de la organización de Lenin es, fundamentalmente, una práxis-teoría de la revolución. Rosa Luxemburgo, en su polémica contra Lenin (entre 1903 y 1904), no se dio cuenta de esto. El concepto de Lenin sobre centralización, es principalmente, de naturaleza organizativa y enfatiza la función político-social.

 

Un cuidadoso estudio de su libro „Qué Hacer?” revela que el objetivo primordial de Lenin es demostrar que la conciencia de clase del proletariado evoluciona hacia una conciencia de clase a nivel político, mediante una profunda práxis política. Lenin escribió:

 

„En realidad, es posible ‘promover la actividad de las masas trabajadoras’; sólo, siempre y cuando, esta actividad no esté restringida a una agitación política ‘basada únicamente en lo económico’. Una de las condiciones fundamentales para el incremento necesario de la agitación política, es la organización de un despliegue político profundo. En lo que se infiere a conciencia política y actividad revolucionaria, las masas no pueden ser preparadas sino a través de tal despliegue. De allí que este tipo de actividad sea una de las funciones más importantes de la Democracia Social Internacional.

 

La conciencia de clase obrera no puede ser conciencia política genuina, si los trabajadores no están preparados para responder a todos los casos, sin excepción, de tiranía, opresión, vio­lencia y abuso, no importa qué clase esté afec­tada. Más aún, para responder sólo desde un punto de vista democrático social y no otro. La conciencia de las masas trabajadoras no puede ser conciencia de clase auténtica, a menos que ellas aprendan a observar directamente en los hechos y acontecimientos de naturaleza política, sobre todo los de actualidad, a cada una de las demás clases y todas las manifestaciones de la vida intelectual, ética y política de esas clases; a menos que aprendan a poner en la práxis el análisis material y la valoración materialista de todos los aspectos de la vida y actividad­ de todas las clases, estratos y grupos de la población (...) porque la auto-realización de la clase obrera está perdurablemente ligada, no sólo a una comprensión teórica completamente clara; seria más válido decir: no tanto a una comprensión teórica como a un entender práxico de las relaciones entra todas las diferentes clases de la sociedad moderna, adquirida a través de la experiencia en la vida política“. (5)

 

Por esta razón, Lenin hizo hincapié en que el partido revolucionario debe, necesariamente respaldar todas las reivindicaciones progresistas de las clases oprimidas. En „Qué Hacer?”, Lenin elaboró su plan estratégico central. Este consiste en una agitación partidista que abarca todos los movimientos, protestas y revueltas de insistencia elementales, espontáneos, locales y regionales. Poniéndose entonces más énfasis en el nivel político y no en el centralismo organizativo.

 

La centralización político-formal tiene el único objetivo de lograr esta agitación partidista que es el plan estratégico. Dentro de este contexto, Rosa Luxemburgo sostenía que el ejército proletario se reclutaría sólo dentro de la lucha de clases verdadera y entonces llegaría a tomar conciencia de los objetivos de la lucha. (6)

 

La historia ha demostrado su error. Lo veremos si estudiamos, por ejemplo, las huelgas generales francesas de 1936 y 1968, las luchas de clase de 1920, 1948 y 1969 en Italia, o las de España entre 1931 y 1937.

 

El plan estratégico de Lenin intenta unificar, organizadamente, a los dirigentes (cadres) revolucionarios y a los trabajadores progresistas con el fin de crear una vanguardia revolucionara. Desde luego, no debemos olvidar que este plan estratégico tiene como objetivos: una revolución social, la consecución del poder político y la confrontación directa con la violencia del Estado. Este no puede ser destruido dialécticamente, mediante un proceso de evolución gradual, por ejemplo, mediante el reformismo dentro del sistema capitalista mubdial.

 

Sobre este punto, Rosa Luxemburgo y Lenin coincidieron. Así se hace evidente el problema de encontrar un instrumento para lograr el poder político revolucionario. Aquí Rosa Luxemburgo consideró nuevamente, que el partido revolucionario de Lenin no era sino una especie de grupo conspirador blanquista. Sin embargo, un estudio cuidadoso de „Qué Hacer?” y de la práxis-teoría del Partido Bolchevique entre 1905 y 1917, revela que el nuevo tipo de partido leninista está concebido como una vanguardia, cuyo objetivo es la realización ininterrumpida de un programa revolucionario. Rosa Luxemburgo había analizado el problema desde la perspectiva de la situación social alemana de 1904, cuando una revolución social no era la orden del día. Una década más tarde, cuando las condiciones cambiaron en Alemania, el grupo Espartaco arribó a conclusiones políticas, en un sentido leninista.

 

 

D. VANGUARDIA REVOLUCIONARIA Y ACCIONES ESPONTANEAS DE MASA

 

Marx y Engels habían criticado, a nivel teórico, acciones obreras como las de la Comuna de París de 1871, pero una vez ocurridas, las respaldaban febrilmente. Así mismo, Lenin enjuiciaba las acciones espontáneas con fines exclusivamente sindicalistas, pero, una vez realizadas tales luchas, él respaldaba los propósitos verdaderos de los trabajadores. Entonces no es cierto que detestara absolutamente la espontaneidad obrera, como más tarde quiso hacerlo ver la burocracia estalinista, falsificando los esfuerzos revolucionarios de Lenin. Obviamente, un gobierno burocrático elitesco tiene que aborrecer las acciones espontáneas de masa.

 

Rosa Luxemburgo y Lenin coincidían con la afirmación de Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, que la revolución proletaria no tiene horario, de hecho, ni siquiera una fórmula política. La elemental acción de masa, sin la cual una revolución social es imposible, no puede organizarse esquemáticamente, ni puede ser comandada por un grupo de funcionarios revolucionarios.

 

La diferencia entre la teoría de la organización de Lenin y la llamada teoría de la espontaneidad de Rosa Luxemburgo no radica en una evaluación diferente de la iniciativa, auto-organización o creatividad de las masas, sino en la comprensión de sus limitaciones. Las masas son incapaces de formular un programa completo de revolución socialista, dentro de la lucha misma. Tampoco pueden organizar el poder central necesario para hacer caer a la clase gobernante. Las limitaciones de la clase obrera, van a encontrarse precisamente allí, donde la realización, el éxito de la revolución socialista no puede improvisarse. En todo caso, la espontaneidad pura en la lucha de la clase obrera, no existe.

 

El concepto „espontaneidad de las masas“ solamente significa: movimientos obreros que no están políticamente influenciados desde afuera, es decir, desde otras organizaciones o partidos políticos. Aún más, en las acciones espontáneas de masa se encuentran trabajadores progresistas individuales o líderes revolucionarios, los que poseen un nivel de conciencia política más elevado que el resto de las masas obreras. En un sentido leninista, las acciones espontáneas de masa, aún guiadas parcialmente por la ideología burguesa, son desorganizadas, descontinuadas y sin ninguna planificación. Una organización revolucionaria, un partido revolucionario, establece que la vanguardia, políticamente consciente, coordine, planifique y sincronice esta lucha espontánea de masa de una manera continua, como un proceso revolucionario. Todas las exigencias del „hiper-centralismo“ de Lenin, se concentran en los objetivos arriba mencionados. Sólo un determinista, un mecanicista fatalista, diría que todas las acciones de masa deben ocurrir en un cierto día y a una hora determinada. El grupo Kautsky-Bauer, especialmente, había propagado tal actitud política. Las luchas obreras francesas e italianas de 1968-69, comenzaron con acciones espontáneas de masa no respaldadas por los grandes sindicatos ni por los partidos políticos. La vanguardia del movimiento fue integrada por trabajadores radicales y estudiantes progresistas. Millones de obreros estuvieron involucrados, aproximadamente 10 millones en Francia y 15 millones en Italia. En ambas, las reivindicaciones políticas fueron más allá de las reivindicaciones puramente económicas. Pero ninguna de las dos tuvo éxito como para derribar el aparato del Estado o cambiar el modo de producción capitalista. Trotski habría dicho: el impulso político se disipó por la ausencia de un cilindro revolucionario que pudiera haber concentrado la energía en un punto decisivo. (7)

 

Ciertamente, el calor político es la energía que determina la movilización de masas. La lucha de clases misma es el cilindro, no el partido revolucionario. Sin la presión revolucionaria el cilindro no funciona; sin él, todo el calor político se evapora en la nada. Esto exactamente sucedió en Italia y Francia. Sin una verdadera organización revolucionaria, es decir, sin un partido de vanguardia, la revolución social no es posible. Esta es la quintaesencia científica de la práxis-teoría de la organización de Lenin.

 

 

E. ORGANIZACION, BUROCRACIA Y ACCION REVOLUCIONARIA

 

No obstante, todo el plan tiene una dificultad terminante que Lenin no admitió en 1903-1905, cuando riñó con los mencheviques, y que no logró comprender bien antes de la Primera Guerra Mundial, en el período 1908-1914. En el sentido político, Rosa Luxemburgo y Trotski fueron más perspicaces. Las limitaciones de la conciencia de clase de las grandes masas trabajadoras, confirmaron la necesidad de una vanguardia, de la separación entre el partido y las masas. Esto supone una relación dialéctica compleja, la unidad de separación e integración. Quiere decir, que el partido revolucionario surge dentro de una sociedad capitalista, cuyas características inherentes son: la división universal del trabajo, la producción de bienes para el consumo y la alienación de todas las relaciones humanas; por consiguiente, cuando el aparato del partido se construye separadamente de las masas obreras, corre el peligro de convertirse en una entidad independiente, que puede conducir a deformaciones y burocracia.

 

Exactamente, esto fue lo que sucedió en la Segunda y Tercera Internacional, donde los partidos políticos internacionales estaban subordinados a burocracias reformistas conservadoras, orientadas hacia la preservación del status quo.

 

La burocracia es un producto social de la división del trabajo y la imposibilidad de las masas obreras de cumplir de inmediato, sus objetivos revolucionarios. Esta división del trabajo refleja las condiciones materiales del capitalismo. Cuando se ignoran estas condiciones históricas, el movimiento revolucionario necesariamente se estanca.

 

Ya en 1905 Rosa Luxemburgo advirtió que podría originarse una división entre las agitadas masas obreras y el vacilante partido Social Demócrata. (8) En su trabajo „Resultados y Perspectivas” (9) (1906), Trotski explicó cómo los partidos demócrata-sociales podrían llegar a convertirse en obstáculos para la revolución cuando se mantienen al margen de las luchas obreras. Sólo en 1914 Lenin cambió de opinión. El 4 de agosto de 1914 sufrió un trauma, la Primera Guerra Mundial se hizo una realidad histórica.

 

 

F. TEORÍA DE LA ORGANIZACIÓN, PROGAMA REVOLUCIONARIO Y PRÁXIS REVOLUCIONARIA

 

A partir de 1914, Lenin consideró la organización como algo no sólo funcional, sino también substancial. Entonces abandonó la posición que había tomado en „Qué Hacer?” y „Un Paso Adelante, Dos Pasos Atrás” (10) donde el concepto de „organización“ en general, fue comparado con el concepto de „espontaneidad“ en general. Ahora, él hace la distinción entre organización conservadora-objetiva y organización revolucionaria-objetiva. La voluntad revolucionaria espontánea de las masas se coloca por encima de las acciones de masa de las organizaciones reformistas-conservadoras.

 

Esto parece ser un paso hacia la posición de Rosa Luxemburgo, pero en realidad, él estaba elaborando su propia teoría. Ahora distinguía claramente entre partido revolucionario y organización. En lugar de la posición anterior, en la que sostenía que el partido revolucionario debía desarrollar la conciencia de clase dentro de la clase obrera, ahora, el partido revolucionario debe despertar y desarrollar la conciencia revolucionaria en la vanguardia de la clase obrera. La edificación del partido revolucionario significa la asimilación del programa de la revolución socialista con la experiencia lograda en las luchas de clases, por la mayoría de los trabajadores progresistas. (11)

 

En este sentido, Lenin avanzó un paso más que Luxemburgo y Trotski. Antes de 1914, esta concepción revolucionaria estaba limitada a Rusia, luego se extendió a Europa Occidental. Después de la Primera Revolución Rusa de 1905, Lenin tenía una visión clara respecto a la realidad de la revolución en el mundo colonial y puso énfasis, más que nunca, en la práxis-teoría revolucionaria. La organización revolucionaría es un instrumento para realizar una revolución y las revoluciones proletarias no son posibles sin el desarrollo de la práxis-teoría proletaria.

 

 

G. PRÁXIS-TEORÍA DE LA ORGANIZACION, CENTRISMO DEMOCRATICO Y DEMOCRACIA DE LOS SOVIETS

 

En la práxis-teoría de la organización de Lenin, el centralismo no pretende obstaculizar la democracia del partido. Concibió la organización como algo basado en miembros activos que operan bajo control colectivo. Si existe alguna relación entre la concepción leninista de un partido y la burocracia de Stalin, entonces debería delinearse dentro del contexto verdadero.

 

El „éxito“ de Stalin no fue una consecuencia histórica de la teoría-práxis de la organización de Lenin, sino de que en Rusia había desaparecido un elemento muy importante de esa teoría-práxis. Después de 1924 un amplio estrato de organizadores revolucionarios que junto con las masas obreras pudo haber permanecido políticamente activo, no estaba presente. Bajo tales circunstancias, la concepción leni­nista del partido, se transformó en su contrario. Lenin mismo previó esta posibilidad. (12)

 

El „sistema de los soviets“ fue la respuesta que los mismos trabajadores rusos dieron al problema de la organización de sus propias actividades revolucionarias durante y después de la Revolución da Octubre de 1917. Un soviet es, en realidad, un frente unificado de diversas tendencias políticas, con un fin común: la defensa de la revolución. Por eso, básicamente, no hay contradicción entre la organización revolucionaria de Lenin y la democracia del soviet o poder del soviet. De hecho, sin el trabajo sistemático de organización de un partido revolucionario, el sistema soviético caería bajo la influencia de burocracias reformistas (como sucedió con el soviet alemán en 1918-19) perdiendo, desde luego, el poder político. Bajo circunstancias de procesos transitorios, donde la revolución mundial no se ha efectuado, el sistema del soviet necesita de un partido revolucionario, pero no del tipo de partido estalinista que suprimió las luchas obreras de Hungría en 1956, o las de Checoslovaquia en 1968 y ahora las de Polonia en 1981. Centralismo democrático no quiere decir „papel dominante del partido“, sino que se basa en la democracia de cooperación entre el partido y los soviets; el primero guiando a los segundos, brindándoles un amplio campo de acción a la iniciativa, productividad y creatividad propias del obrero. Sin los soviets, como base material, el partido no es nada.

 

 

H. „INTELLIGENTSIA“ TECNICA, CIENCIAS SOCIALES Y CONSCIENCIA DE CLASE PROLETARIA

 

Siendo la teoría de la organización, de hecho, la práxis-teoría revolucionaria de Lenin, en condiciones contemporáneas, ¿cuál puede ser la contribución de los intelectuales para lograr el desarrollo de la conciencia de clase proletaria a escala global? (13) Sólo tocaré este punto muy brevemente.

 

Durante la llamada „Tercera Revolución Industrial“ del capitalismo, después de la década de los 60, en países imperialistas y parcialmente en países desarrollados del „Tercer Mundo“, el „trabajo intelectual“ ha sido reintroducido y explotado masivamente en el proceso de producción capitalista tardía. Esto ha traído como consecuencia la aparición de una „intelligentsia“ técnica, tecnológica y científica, un estrato superior del proletariado mundial. En el sentido leninista de vanguardia proletaria, ésta tiene la oportunidad histórica de superar la alienación capitalista en el campo de la conciencia social y de hacer valiosísimos aportes en lo que respecta al cultivo de la conciencia revolucionaria a escala mundial.

 

Precondición muy importante para el logro de este objetivo, es la abolición de la contradicción entre la práxis científica y la teoría filosófica, e igualmente, la supresión de la brecha existente (en un sentido dialéctico) entre las ciencias naturales y sociales.

 

Como hemos visto, la práxis-teoría leninista de la organización proporciona una respuesta al problema de la realidad de la revolución y de la cuestión revolucionaria en la historia contemporánea. Así mismo, plantea que la práxis-teoría revolucionaria internacional es un prerrequisito para el análisis científico-filosófico a nivel internacional, del mismo modo que la organización internacional es la condición previa para tal práxis-teoría revolucionario-emancipatoria.

 

Sin conocer las experiencias históricas de las luchas de clases internacionales, de los diferentes sistemas ideológicos, del modo de producción capitalista internacional, etc., las contradicciones del capitalismo contemporáneo no pueden identificarse con precisión científica-filosófica. Más aún, la historia es el único laboratorio de la ciencia social en el cual se forman los educadores. No debemos olvidar la famosa frase de Marx: „Los mismos educados deben educarse“. (14)



NOTAS

1. Ver: MANDEL Ernest, et. al; Lenin. Revolution und Politik. Francfort del Mein: Edition Suhrkamp, 1970, p.p. 149 - 205. Lo que sigue es un resumen y un enriquecimiento de las reflexiones de Mandel.

2. Marx y Engels; The German Ideology. Nueva York: I.P., 1942, p.p. 39 - 40.

3. Ibid., p. 4.

4. LENIN, V.I.; What Is To Be Done?. Moscú: F.L.P.H., s/f.

5. Ibid., p.p.? 115 - 117.

6. LUXEMBURGO, Rosa; La Crisis de la Socialdemocracia. Barcelona: Editorial Anagrama, 1976.

7. TROTZKY, Leon; Geschichte der russischen Revolution. 3 Vols., Francfort del Mein: Fischer, 1973.

8. Véase: LUXEMBURGO, Rosa; op. cit.

9. TROTZKY, Leon; The Permanent Revolution and Results and Prospects. Nueva York: New Park Publications, 1962.

10. LENIN, V. I.; One Step Forward, Two Steps Back. Moscú: F.L.P.H., 1950.

11. LENIN, V.I.; "Left Wing" Communism, an Infantile Disorder. Moscú Novosti Press Agency Publishing House, 1920. Del mismo autor: "Left Wing" Childishness and Petty Bourgeois Mentality. Moscú: s/e. 1979.

12. Véase: LENIN, V.I.; Qué Hacer? y Doce Años. (Ensayo).

13. Véase: LEE Franz J.T.; Technische Intelligenz und Klassenkampf. Francfort del Mein: S. Fischer Verlag, 1974, p.p. 55 - 90.

14. Véase Anexo: Tercera Tesis de Marx sobre Feuerbach.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

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2. LENIN, V.I.; Philosophical Notebooks. Moscú, F.L.P.H., 1961.

3. LENIN, V.I.; Selected Works. Nueva York: I.P., 1943.

4. LENIN, V.I.; Materialism and Empirio-Criticism. Nueva York: I.P., 1927.

5. LENIN, V.I.; The Young Generation. Nueva York: I.P., 1940.

6. LENIN, V.I.; Collected Works. Nueva York: I.P., 1942.

7. LENIN, V.I.; The Development of Capitalism in Russia. Moscú: F.L.P.H., 1956.

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10. LENIN, V.I.; State and Revolution. Nueva York: I.P., 1943.

11. LENIN, V.I.; The Two Tactics of Social Democracy in the Democratic Revolution. Nueva York: I.P., 1935.

12. LENIN, V.I.; What Is To Be Done?. Nueva York: I.P., 1969.

13. LENIN, Moshe; Lenin's Last Struggle. Nueva York: Random House, 1968.

14. MANDEL, Ernest; Peaceful Coexistence and World Revolution. Nueva York: Pathfinder Press, 1972.

15. MANDEL, Ernest, et. al; Lenin: Revolution und Politik. Francfort del Mein: Edition Suhrkamp, 1972.

16. Novack, George, et.al; The First Three Internationals. Nueva York: Pathfinder Press, 1974.

17. Sonntag, H.R.; Marx y Lenin. Acerca de la Sociología de la Revolución. Caracas: U.C.V., 1974.