Franz J.T. Lee, enero de 2005
La Filosofía Social de Mahatma K. Gandhi y su Relevancia a Nivel Global
Son bien conocidas la vida
histórica y la lucha heroica de Mahatma K. Gandhi contra la
injusticia colonial, la degradación humana, la explotación
económica y la discriminación social británica.
Aquí sólo vamos a resaltar ciertos aspectos
seleccionados de su filosofía social, sus principios morales y
su relevancia contemporánea para los esfuerzos revolucionarios
y emancipatorios a nivel global.
Bajo ninguna circunstancia
podemos ignorar las obras inapreciables y las contribuciones morales
alrededor del mundo, de los titanes eruditos académicos, sobre
el tema de Gandhi, que se interesan definitivamente por sus
principios sociales y su modus vivendi ascético. Sin embargo,
vamos a citar rápidamente a K. Santhanam, que también
es un experto en la materia, y que mejor describe nuestras propias
deliberaciones filosóficas:
“... Gandhi vivió
una vida sencilla, practicaba el vegetarianismo estricto y se abstuvo
del alcohol, tabaco e incluso los estimulantes más suaves como
el café y el té. Su inclinación para los
remedios naturales sencillos contra las enfermedades y sus ideas
radicales referente a la educación no son tan conocidas en el
resto del mundo e incluso en la India no tenían mucho impacto
tampoco. Gandhi deliberadamente se abstuvo de publicar esos asuntos
para no confundir a la gente. La única excepción era la
prohibición de bebidas con efectos intoxicadores, cosa que se
volvió herramienta en el arsenal de satyagraha. (Véase:
K. Santhanam, "Basic Principles Of Gandhism":
http://www.mkgandhi.org/gandhi-his%20relevance/chap26.htm
Ahora
¿cuáles son los principios políticos
fundamentales del Gandhismo? ¿Por qué se deberían
tomar en cuenta en América Latina y Venezuela? ¿Qué
relevancia tienen para los conflictos sociales, para un intento de
golpe de Estado, para un sabotaje petrolero, para las campañas
electorales y para el Poder Ciudadano?
El Gandhismo, que
existe en el otro extremo del Marxismo, por cierto nos debería
interesar, como diría Ernst Bloch, como la calurosa corriente
humana de la emancipación y de los procesos revolucionarios
que son “ni Marxista ni Anti-Marxista”, que son contra la
violencia brutal, contra el “terrorismo” imperialista y
que categóricamente favorecen la verdadera paz mundial y
justicia social.
Aquí en Venezuela, donde la moral se
elevó incluso a un poder constitucional del Estado, los puntos
de vista filosófico-sociales de Gandhi una vez más son
de interés general. De hecho, en sus numerosas cadenas
nacionales, el Presidente Hugo Chávez muchas veces cita a
Mahatma Gandhi y a Martin Luther King, cuando quiere resaltar la
no-violencia, la justicia social y la felicidad humana.
Sin
embargo, no puede ser en nuestro interés emancipatorio de
solamente glorificar todo el tiempo cualquier reformista social o
revolucionario. Al contrario, con el paso del tiempo, en honradez con
Gandhi mismo, nuestra tarea científica y filosófica es
de enriquecer su obra de vida, de criticarla y “ponerla al día”
de manera constructiva.
Primero, como sabemos, fue Gandhi
quien desarrolló la famosa técnica social de
“satyagraha” - la acción social pacífica,
un sistema social filosófico que manda comportamiento personal
no-violento y responsabilidad social. Sin embargo, en esencia no es
totalmente pasiva o pacifista. En casos de auto-defensa liberadora
“se aferra a la verdad” y la defiende a través de
la “resistencia”, por ejemplo como fue el caso en la
lucha contra el Apartheid en Sudáfrica, en la cual Gandhi, el
“Congreso de Sudáfrica Hindú” y el Congreso
Nacional Africano (A.N.C.) habían participado. En adelante,
vamos a tratar esos principios básicos de su filosofía
( Véase:
http://www.stanford.edu/~piber/nonviolence/glossary.html )
Segundo,
bien conocida es su lucha de vida en la India y en Sudáfrica
contra la “intocabilidad”, es decir, contra la casta
ideológica, discriminatoria y psicológica y contra las
nociones de la superioridad e inferioridad de la “raza”.
En este caso, igual que muchos de nosotros, Gandhi se encontró
entre la espada y la pared, entre la ideología colonial
racista y las tradiciones culturales antiguas. Tenía que
defender valores culturales y morales hindúes y capturar a los
millones de parías en su nivel de imaginación social,
pero al mismo tiempo con nuevos valores independientes. Efectivamente
tenía que confrontar a una inmoralidad colonial y racismo
británico.
En el actual proceso revolucionario de la
integración latinoamericana y de la búsqueda de
nuestras propias raíces históricas, de la aplicación
de nuestros propios valores bolivarianos, con la verdad tratando de
protegernos contra las malévolas campañas de
desinformación y la belicosidad estadounidense, nos
encontramos en una situación similar.
Por cierto,
Gandhi nos podría dar una lección histórica, no
para copiarla, sino para enriquecerla, materializarla. Ahora, vamos a
resaltar de manera crítica algunos de los elementos básicos
de su filosofía social.
1. Unidad y contradicción
dialéctica entre la acción humana y el pensamiento
social
En tradición típica oriental, utilizando
su terminología específica idealista religiosa,
refiriéndose a los seres humanos individuales, omitiendo
lógico-formalmente su naturaleza de clase social, sus
relaciones de amo-esclavo, no obstante, enseñó sobre la
integridad indivisible, sobre la unidad y contradicción
dialéctica del cuerpo humano y de la mente divina. Según
Santhanam, afirmando su filosofía dialéctica:
“(Gandhi)
nunca se cansó de decir que la mente debería controlar
el cuerpo, y el alma la mente”. (Santhanam, ibid.)
Claro,
a través del siglo pasado, la palabra “controlar”
obtuvo unas connotaciones modernas muy negativas, especialmente en el
área de la “guerra de las ideas” y del “control
mental”, que, generalmente se encuentra en el área de la
dominación, manipulación e adoctrinación
política; así que para entender a Gandhi en un sentido
emancipatorio, en vez de “controlar”, un término
mejor sería “relacionar”, en un sentido humano,
humanitario y humanista de armonía. De este modo,
enriqueciendo a Gandhi, junto con él podríamos superar
las mentiras descaradas y mundanas de la ideología
reaccionaria y así marchar hacia los riscos teóricos
revolucionarios de la verdad, marchar hacia el Pico Bolívar de
la Emancipación.
En lo siguiente, Santhanam expresa
esto para nosotros en sus propios palabras: “Pero este control
no se puede alcanzar menospreciando u omitiendo ni el cuerpo ni la
mente o en la exaltación mística del alma por sí.
Gandhi le agregó a la salud y al bienestar físico tanta
importancia como al pensar sencillo y lógico o a la
responsabilidad moral”. (Santhanam, ibid.)
Dejando al
lado para un rato la generalmente resaltada “espiritualización
de la política”, deberíamos tomar en cuenta más
bien, que Gandhi, en su dialéctica idealista, enfatizó,
que por un lado el pensamiento verdadero - nosotros diríamos
la verdadera teoría práxica - originalmente tiene que
ser relacionado a esfuerzos altamente morales, y por otro lado, a la
acción socialmente útil, correcta y virtuosa - nosotros
diríamos a la verdadera práxis teórica.
Sin
embargo, en última instancia, cavando mucho más
profundo en su filosofía social y sumergiéndonos más
en sus oraciones diarias favoritas, es decir, en los versos del
Bhagavad Gita, es obvio, que Gandhi no creía en pura
espiritualidad virtuosa y abstracta en sí. La consideró
solamente como una especie de aura o iluminación que debe
acompañar todo pensamiento y acción social.
2.
Un simple conjunto de valores humanos morales
En una sociedad
corrupta de egoísmo, avaricia e inmoralidad colonial
británica, para que la India obtuviese la independencia
social, Gandhi vio la necesidad liberadora de introducir acción
y pensar social ético y moral al movimiento de
independencia.
Precisamente esto fue también el motivo
revolucionario de los Bolivarianos para introducir
constitucionalmente un Poder Moral en Venezuela y para erradicar para
siempre los vicios osificados, racistas y alienadores de siglos de
oligarquía y de “puntofijismo”. En cuanto a la
selección del tipo de valores morales se refiere, podríamos
tener diferencias, pero Gandhi consideró lo siguiente con suma
importancia: “Los elementos importantes son el desinterés,
la no-fijación, la no-violencia y el servicio activo”
(ibid.).
Si la especie humana, si todos o algunos seres
humanos o si ciertas clases sociales, por “naturaleza”,
esencia o espíritu son no-violentos, pacifistas o altruistas o
no, esto se lo dejamos que lo determinen los miles de académicos
eruditos.
Sin embargo, que hemos notado a través de los
siglos pasados, es que los ordenes sociales dominantes en los cuales
estamos viviendo, han sido todos violentos, estaban matando millones
de habitantes de esta tierra por el propio orden social. Nacimos en
violencia, vivimos en violencia y morimos en violencia; más
aun hoy día, en las vísperas del globo-fascismo. Pero,
a través de las palabras de Santhanam, dejemos que Gandhi nos
explique la moral de esta sangrienta historia histórica:
“...
Gandhi creía que el crecimiento de la personalidad de un
hombre es proporcional a la fe en y a la práctica de esos
valores. Esto sólo es posible cuando se identifica cada vez
más con un círculo incrementándose infinitamente
hasta que circunfiere a toda la humanidad e incluso a todo ser vivo.
Gandhi juzgaba el valor y la vitalidad de las instituciones sociales
por su capacidad de sostener tal crecimiento” (ibid.).
Por
cierto, podemos decir claramente, que con la marcha actual del
proceso de producción, de la destrucción permanente de
la naturaleza y de la alienación social desatada a nivel
global y en un ambiente violento, capitalista, imperialista,
corporativo y fascista en agonía, es imposible de alcanzar
todavía este esfuerzo humano, por más sublime que esto
sea.
Gandhi y nosotros mismos no escogimos nuestro sendero
difícil hacia la emancipación. Bush, sus traidores
locales de la oposición, sus lacayos internacionales de la CIA
y los perros de la guerra del Pentágono y de la Casa Blanca
con su “Proyecto para un Nuevo Siglo Americano” y su
“Plan Colombia”, pavimentaron el camino violento de la
humanidad con su “madre de todas las bombas” llena de
uranio empobrecido beligerante.
3. En cuanto el Estado
político
En cuanto al Estado político-colonial
se refiere, Gandhi sugirió la siguiente alternativa. Para él,
lo que es de primera significancia sólo es “el
crecimiento de individuos”. El Estado solamente debe servir a
los intereses de los individuos que forman la sociedad. Aquí
se nota, en total contradicción con el Socialismo o el
Marxismo, una completa ausencia de un análisis
político-económico de las realidades coloniales y
neocoloniales; ni para mencionar los intereses de clase o las luchas
de clase. De hecho, al contrario, en sus años más
tempranos y por su disciplina social y sexual o más bien por
su represión sexual, Gandhi defendió este sistema muy
opresivo de castas en la India. Esta noción idealista no la
abandonó completamente en sus escritos más maduros. No
obstante, contrariamente a Maquiavelo, cuyas visiones las repudió,
Gandhi consideró a los medios de igual importancia que los
fines, incluso más relevantes que los fines, no importa, si
fueran hasta socialmente deseables y “buenos”.
Los
fines sociales dirigen, pero los medios humanos constituyen a la vida
misma. Según él, en la vida política real, en la
lucha para la independencia, los medios humanos tienen que ser
virtuosos, buenos, verdaderos y no-violentos. Claro, en una sociedad
sin clases y en ausencia de competencia, monopolización,
centralización, globalización y acumulación de
capital y ganancias, cualquier persona o individuo sano sería
inhumano de no estar de acuerdo con esos fines humanitarios
Gandhistas. Sin embargo, en la verdadera realidad en la cual vivimos
y morimos actualmente, por ejemplo en Irak, más preciso en
Fallujah, la mera aplicación de esta práctica contra
nuestros archi-enemigos sanguinarios no sólo resultaría
en un suicidio en masa, sino a nivel global sería genocidio
para millones de trabajadores y “esclavos” parías.
De
hecho, Gandhi mismo al igual que su discípulo Martin Luther
King, tenían que beber de esta sangrienta cicuta de Sócrates.
Definitivamente, ni la violencia bruta, ni el pacifismo miope nos
emanciparán.
4. Fe y Esperanza en un Dios
Esto
es la roca antigua, sobre la cual la filosofía social de
Gandhi resiste y cae. Sin embargo, no sólo el mundo de Gandhi,
sino de más de 90% de la población a nivel global, no
importa si activamente, pasivamente o culturalmente son creyentes en
unas miríadas de diferentes divinidades. Aquí nos
abstenemos de comentar sobre la crítica religiosa o religión
crítica del siglo 21, de la “Era de la Información”.
Dejemos que Santhanam nos resume la óptica de Gandhi en cuanto
a este asunto.
“La fe en Dios es, según Gandhi,
la base de todo valor moral. Gandhi nunca definió a Dios y
estaba preparado de permitir a cualquier persona de tener su propia
idea de Dios. A Gandhi mismo le gustó pensar de Él como
el Upanishadic Brahman. Pero, mientras una persona cree en alguna
fuente de vida espiritual y la mantiene superior al universo
material, es un creyente en Dios”.
Conclusión
Finalmente
y en honor a Gandhi, tenemos que manifestar que la moralidad, que el
comportamiento y el pensamiento ético tienen más altura
que cualquier fantasía, quimera o fantasmagoría
religiosa. Gandhi mismo prefería un verdadero agnóstico
con altos valores morales a un fariseo corrupto y megalomaniaco o a
un presidente de Estado, que en traje mesiánico y belicoso
diariamente bendice el dinero o la nación.
Inter alia,
a través del siglo 20, las visiones de Gandhi en cuanto a la
política, la economía y la sociedad jugaron un papel
importante en los movimientos de independencia contra el colonialismo
británico en la India y también en Sudáfrica,
donde el trabajo por contrato barato hindú fue explotado al
máximo. En la India misma, mucho más tarde y hasta
cierto punto, incluso fueron implementado en los diferentes “Planes
para 5 Años” y en el programa de Khadi y Village
Industries. Las visiones filosófico-sociales de Gandhi también
influyeron en movimientos de liberación alrededor del globo,
de esta manera Gandhi dejó su propia huella emancipatoria en
el destino de la humanidad.