Franz J.T. Lee, noviembre de 2004
Venezuela:
De la Producción Capitalista a la Creación Humana
En
comentarios anteriores hemos enfatizado la quintaesencia de la
Revolución Bolivariana en Venezuela. Hemos explicado la razón,
por la cual representa un paradigma emancipatorio para todos los
pueblos explotados, dominados, discriminados y alienados en el
mundo.
El
pasado domingo, 31 de octubre de 2004, una vez más, los
Venezolanos le hemos demostrado al mundo, de qué se trata con
el kratos (gobierno) de, por y para el demos (pueblo), de qué
se trata con la verdadera democracia, es decir, con la emancipación
revolucionaria.
En
las próximas semanas se va a escribir y analizar con mucha
intensidad sobre esta victoria abrumadora en las elecciones
regionales de Venezuela, sobre cómo lo “Nuevo”
acaba de nacer y lo “Viejo” en agonía pasa
tenazmente al olvido en América Latina (Gramsci y Chávez).
También
es verdad que Venezuela y América Latina han cambiado para
siempre, han sobrepasado el punto de no regreso y que los partidos
principales de la vieja élite dominante y su reaccionario
“bipartidismo” se fueron para siempre. Uruguay pavimenta
el camino para la alternativa revolucionaria, el futuro del “ni-ni”,
la tendencia de las serpentinas políticas. Sin embargo, lo que
queremos resaltar aquí, es el contexto global trans-histórico
de esta victoria Bolivariana majestuosa: después de tantas
batallas heroicas tenemos que prepararnos para la gran guerra
mundial, para la emancipación global.
Charles
Dickens, el famoso autor Británico en su obra “Cuento de
dos ciudades”, retratando a Paris, la Revolución
Francesa, y a Londres, la Revolución Industrial, nos indicó
lo que realmente pasa en tiempos turbulentos, durante las
revoluciones sociales intra-sistémicos. Alí Primera
eternamente nos canta el próximo paso: la Revolución
Bolivariana trans-histórica.
Utilizando
la terminología de Marx, Dickens sencillamente describió
lógico-formalmente las feroces contradicciones generadas por
una era de revoluciones sociales, que surgen todas las veces que las
nuevas y fértiles fuerzas de producción son sofocadas
por las relaciones productivas viejas y estériles, en un modo
de producción en agonía. Así que sucede una
feroz lucha de clases violenta y despiadada, rompiendo el cascarón
anticuado y de esta manera empujando hacia delante una creación
nueva, llena de fuego creativo. Esto es lo que actualmente pasa en
Venezuela, Uruguay, en América Latina y a través del
mal llamado “Tercer Mundo”.
Sin
embargo, antes de continuar, vamos a actualizar a Charles Dickens
(1812-1870):
“Ni
eran los mejores de los tiempos ni los peores de los tiempos; ni era
la época de la Sabiduría ni la época de la
Tontería; ni era la época de la Creencia ni la época
de la Incredulidad; ni era la temporada de la Luz ni la temporada de
la Oscuridad; ni era la primavera de la Esperanza ni el invierno de
la Desesperación. Ni teníamos Algo delante de nosotros,
ni teníamos Nada delante de nosotros; ni fuimos todos directo
al Cielo ni fuimos todos directo al Lado Contrario. En pocas palabras
- es el Amanecer de la Emancipación transcendental, histórica;
es la Aurora de la Naturaleza y la Sociedad, de la Historia.
Transcendemos, sobrepasamos, superamos lo que sus autoridades más
estruendosas llaman la Globalización”.
¿En
qué manera se diferencia la actual Revolución
Bolivariana Latinoamericana de todas las revoluciones sociales
anteriores, de la Revolución Francesa, de la Revolución
de Octubre, de las valientes revoluciones coloniales anteriores?
En
tendencia revolucionaria y en latencia emancipatoria es el producto
trans-histórico de todos los intentos anteriores de resistir a
la explotación y hegemonía capitalista, imperialista y
corporativa. Nació en la época de la “globalización”,
del propio sistema capitalista mundial en crisis severa, en agonía
mortal, fatal y letal, donde la propia existencia de la humanidad se
ve amenazada por la extinción.
Esto
significa simplemente que el trabajo, el capital y el poder militar
han llegado a su omega, a los límites extremos de su propia
existencia terrenal; internamente, salvo si hacemos y pensamos algo
invencible, dentro del sistema mundial, ya no hay manera más
para evitar un colapso global económico político
social. Esto puede pasar en cualquier momento, mañana, la
próxima semana o dentro de las próximas décadas.
El
mismo modo de producción capitalista se ha convertido en un
modo de destrucción y como dijo Kant, se ha vuelto
completamente reconocible, muestra su verdadera mueca esencial
fascista y terrorista. También se convirtió en verdad
lo que resaltó Hegel: Todo lo que nace, merece perecer.
La
Revolución Bolivariana toca firmemente a la puerta de la
trascendencia emancipatoria, desafiando la tercera ley de la lógica
formal; buscando su propia trinidad creativa humana, su ser,
existencia y trascendencia humana, todo en uno, uno en todo. Esto
significa un éxodo del actual proceso de trabajo, del
capitalismo, dejando para siempre bien atrás las siete plagas
del imperialismo corporativo.
Esto
es la señal cambiante de los tiempos, esto es lo
verdaderamente Nuevo, lo Auténtico, es trascendencia
revolucionaria, es emancipación trascendental. Las
contradicciones principales del mundo, las guerras económicas
a escala global, el Petro-Dólar versus el Petro-Euro, el ALCA
versus el ALBA, los EE.UU. versus Eurasia, todo indica que es ahora o
nunca.
Esta
vez no nacerá ningún nuevo modo de producción,
al contrario, el mismo sistema de producción, reflejado en las
guerras mundiales de Bush, se destruye a sí mismo, se ha
convertido en un modo de destrucción improductivo y
apocalíptico.
Cientos
de miles de vidas civiles inocentes fueron aniquiladas en Irak, ahora
Bush anhela de chupar sangre inocente iraní. No obstante, de
esta sangre masacrada, llena de juventud y femenina, algo nuevo, un
modo de creatividad y de creación está naciendo;
estamos sintiendo su contra-trabajo de parto en la bomba de
tiempo-espacio de América Latina misma.
Esta
“guerra” global emancipatoria, que será más
violenta que cualquier cosa jamás visto en el mundo, ahora
está en el orden del día en Venezuela y otras partes.
Los Venezolanos y Latinoamericanos ya hemos demostrado una y otra
vez, que somos capaces de vencer y trascender cualquier batalla o
guerra.
Claro,
oficialmente debemos y tenemos que pedir paz y democracia, sin
embargo, también debemos saber, que aún no somos
verdaderamente libres y que, como enfatizó Georges Sorel,
nacimos, vivimos y morimos en un mundo violento capitalista
imperialista corporativo. Nosotros no “descubrimos” la
violencia, de esto se encargó Cristóbal Colón
aquí en las Américas. También Frantz Fanon nos
contó categóricamente lo qué es la auto-defensa
emancipatoria. Sin embargo, esas verdades no deberían robarnos
nuestras celebraciones victoriosas, solamente son advertencias contra
un triunfalismo reformista y reaccionario.
Así
que, camaradas en armas, llenemos nuestras lámparas
resplandecientes con el petróleo más fino, preparados
de enfrentar la victoria final; preparémonos bien con práxis
y teoría revolucionaria, con Ciencia y Filosofía, con
creatividad emancipatoria y con emancipación creativa. ¡Si,
acaban de comenzar las verdaderas luchas de Dien Bien Phu y de
Waterloo!
Despertemos de verdad de nuestro sueño durante siglos, sacudámonos verdaderamente del “rocío” contaminado, de los mecanismos del control mental, que nos han caído encima durante nuestras largas noches oscuras de esclavitud colonial y neocolonial, y como el caballo trans-histórico de Bolívar, quitémonos de encima para siempre las moscas Orwelianas que nos han molestado y que nos siguen importunando nuestra “Larga Marcha” hacia la Libertad Humana.