Franz J.T. Lee, febrero 2009
La “oposición” está sembrando viento y el Presidente Chávez advierte que cosechará tormenta
El domingo, 15 de febrero de
2009, los venezolanos de nuevo van a las urnas. Aparentemente, el
tema electoral es muy simple: el soberano de Venezuela, el pueblo,
las masas trabajadoras tienen que modificar la constitución,
tienen que ampliar su poder popular para elegir a sus representantes
y líderes para el mayor número de veces que consideren
necesarias, algo que ya es una realidad en muchos países desde
hace mucho tiempo.
Juzgando por la avalancha roja de los
posibles votantes por Chávez, por los más de dos
millones de personas que llenaron las calles de Caracas el 12 de
febrero, no debería ser un problema para el “Sí”
de lograr una victoria contundente. Después de todo, incluso
la ‘oposición’ considera la ‘reelección
permanente’, como lo llaman, no tan mala. De hecho, en Caracas,
el Presidente Chávez probablemente movilizó a más
seguidores que el Presidente Obama durante su última
‘coronación’ en Washington DC.
Sin embargo,
al igual que su vecino, Guyana, Venezuela no es sólo la tierra
de muchas aguas, una pequeña Venecia, también es una
tierra de muchas contradicciones, de ‘milagros’
problemáticos. Como el gran mago y escapista Houdini a veces
tres millones de votantes “socialistas” desaparecen en el
aire imperialista de un momento al otro. Una cosa es clara, la
revolución está en el aire alrededor de todo el
planeta, también el amor de Chávez para los pobres, y
viceversa. Sin embargo, Zulia, el más fuerte bastión de
la ‘oposición’, con casi dos millones de votantes,
podría cambiarlo todo.
Sin embargo, como expliqué
en un artículo anterior, si no hacemos nada, esto podría
terminar en el globo fascismo, y si queremos poner en marcha una
revolución clásica de los trabajadores, el resultado
podría ser similar. El socialismo no puede construirse sobre
unos desechos infestados y radio-activos, sobre un Falujah o un
Gaza.
El Presidente Chávez lo dijo el año pasado
durante las elecciones de gobernadores, alcaldes, etc. La
contrarrevolución trataba de ganar terreno político,
preparándose a “venir por Chávez”. Aparte
de las evidentes victorias de la Revolución Bolivariana,
perdimos sectores estratégicos centrales, o no fuimos capaces
de ganarlos por nosotros.
No importa si el domingo gana el
“Si” o el “No”, en cualquier caso, estaremos
en el mismo problema. A menos que ganemos con un mínimo de un
millón de votos por delante del “No”, la
“oposición” ya está sembrando viento, una
tormenta militar sobre la cual el Presidente Chávez advirtió
hace unos días.
La globalización está
preñada con el aborto humano, con Thanatos, con la
muerte.
Sin embargo, no se trata de investigar si existe una
revolución o una revolución socialista en Venezuela o
en cualquier otro lugar. Como Trotski dijo hace décadas,
vivimos en la época de la revolución mundial
permanente.
La única pregunta es si esta revolución
mundial termina en el ‘Sí’, en el ‘socialismo’,
o en el “No”, en la “barbarie”.
Las
olas de la revolución mundial permanente ya llegaron en las
costas de Venezuela, con su llamado: Sí al socialismo lógico,
científico y filosófico!
En realidad no es
Chávez como persona o como individuo, a quien la América
corporativa y las mafias rusas le tienen miedo. Es la Revolución
Bolivariana que podría desbordar en el socialismo científico
y filosófico, y más tarde hacia una posible
emancipación humana.
En su discurso en la ceremonia de
apertura del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el Primer
Ministro ruso Vladimir Putin advirtió a los EE.UU. que
aprendan de la historia rusa del siglo pasado, es decir, la Casa
Blanca no debería ejercer “una intervención
excesiva en la actividad económica y una fe ciega en la
omnipotencia del
Estado”.
http://www.therightperspective.org/?p=1472
Parece
que Putin, el ex jefe de la KGB, todavía recuerda muy
vagamente lo que escribió Lenin acerca de las “causas
profundas” de la depresión económica global en su
famosa obra, “El imperialismo, el nivel más alto del
capitalismo” (1916), después de haber estudiado a “El
Capital” de Marx, en medio de una guerra mundial. Lo que el
Primer Ministro ruso teme es lo que Trotski había explicado
más tarde a raíz de la Gran Depresión de 1929,
de la llegada de la próxima guerra mundial, sobre la caída
del capitalismo y el auge del fascismo estructural, que más
que nunca están generando movimientos radicales de masas,
protestas mundiales, revueltas masivas, feroces luchas de clase, es
decir, las condiciones globales para el advenimiento y la difusión
de situaciones revolucionarias permanentes a nivel mundial, para una
posible praxis y teoría socialista internacional.
Putin
formuló este temor general capitalista de la siguiente manera:
“Ha llegado el tiempo para la iluminación. Debemos con
calma, y sin regodeo, evaluar las causas profundas de esta situación
y tratar de mirar hacia el futuro”.
Es cierto que
necesitamos urgentemente una nueva era de la “iluminación”,
pero también, que no sea otra vez la conciencia de clase
burguesa, el oscurantismo feudal, la democracia de Pericles, ni
tampoco cualquier otra forma de teocracia, cleptocracia, tecnocracia
o mediocridad. Como he señalado en otros escritos, estamos en
las vísperas galácticas de una nueva lógica, de
la venidera era de una nueva ciencia, del nacimiento de una filosofía
humana auténtica sin clases y de la victoria triunfal de homo
novum, es decir, de una especie del colectivo y de la cooperación
sabia, de una era de la sabiduría creadora y de la
emancipación creativa, de natura naturata y natura naturans.
Si esto ya no es posible, si ya no podemos soñar despiertos
con esto, bueno, entonces mejor que nos despedimos de esta humanidad
doblemente sapiente y que descanse en paz mundial, (o lo que Rosa
Luxemburgo llamó descansar en “la barbarie”).
Sobre el futuro del homo sapiens sapiens de la clase dominante, sobre
su venidero modo de destrucción, en 1876, Friedrich Engels ya
nos advirtió. En su famoso ensayo “El papel del Trabajo
en la transición del mono hacia el hombre”, escrito en
mayo-junio de 1876 y publicado por primera vez en Die Neue Zeit,
1895-96, Engels dijo:
“Sólo el ser humano ha
logrado de estampar su sello a la naturaleza, al no sólo
desplazar plantas y animales, sino también al cambiar el clima
de su lugar de residencia, y hasta al modificar la fauna y la flora
de manera tal, que las consecuencias de su actividad sólo
podrán desaparecer con la extinción universal del globo
terráqueo entero.”