Franz J.T. Lee, diciembre 2008
Venezuela: ... Nuestro sagrado grito sería: "Uh, Ah, Allahu Akhbar !"
Estamos en Navidad. Por lo
menos así nuestros amos coloniales nos lo han enseñado
a través de medio milenio. Hoy por hoy criticamos todo sobre
ellos, los conquistadores del calibre de Colón, en primer
lugar su horror y terror; pero olvidamos algo que han traído
acá esos colonizadores para esclavizar también
mentalmente a todo un continente y someterlo bajo su yugo brutal del
saqueo y la destrucción: nadie critica su RELIGIÓN. Al
contrario, la defendemos, como si siempre hubiese sido algo nuestro;
“usted comunista, ateo y marxista, por favor, no toque, no
ensucie mi religión, mi cristianismo, mi Navidad!"
Especialmente en el Sur, en Venezuela, pero también en otras
partes del continente americano, tanto en la política como en
la vida real, la crítica religiosa es todavía tabú.
¿Por qué?
Jugando con nuestras emociones y
mentes inocentes y manipulando nuestro miedo de la muerte física,
nuestros misioneros y señores coloniales hicieron un trabajo
excelente, eterno y lógico formal con cada uno de nosotros.
Crearon la mejor arma intelectual de destrucción masiva; la
cargaron con fraudulentas papeletas democráticas y con
peligrosas balas radio-activas de consumo masivo, con regalos de
Navidad blancos como los angelitos y rojos de sangre capitalista. Por
lo tanto, el holocausto mental global, para el cual no hay ni rescate
ni reparación, se está volviendo perfecto, se
globaliza. A nivel internacional, en sofisticadas formas
tecnológicas, como la cientología, la religión y
la ideología fascista moderna forman cada vez más la
primera línea de la "guerra de las ideas", del
"dominio de espectro completo" y del oscurantismo
corporativo de la Edad Media. Es precisamente en este campo, donde
actualmente nos azota un ataque a toda fuerza aquí en
Venezuela.
Incluso trata de tragarse la Revolución
Bolivariana en Venezuela, hasta de devorar el marxismo, es decir, el
socialismo científico, filosófico y sapiente a escala
mundial. Actualmente tenemos un auge de todo tipo de invenciones de
los significados de nuestra revolución y del socialismo sui
generis.
Tío Sam, el padre de la Coca Cola y el Señor
Murdoch están trabajando horas extra.
Jingle bells,
campanas de la jungla, sí: que se alegre el mundo, nuestros
Salvadores nacen por 2008va vez, y, sin embargo, nosotros y nuestro
planeta estamos más abandonados por dios que nunca.
*
¿Tenía razón Epicúreo? ¿Los dioses
realmente viven en las lagunas de nuestras mentes? ¿Será
que sólo vinieron a crear el mundo y luego se fueron de
vacaciones eternas, olvidándose de todos los pobres y de su
reino aristocrático en el cielo?
* ¿Tenía
razón Aristóteles en reclamar, que después de
crear nous, dios, Anaxagoras simplemente olvidó todo sobre él?
¿Básicamente nunca lo utilizó en su filosofía?
Les dijo a los señores del Olimpo griego que Selena, la Luna,
no era diosa, sino simplemente una piedra, hecho por el cual fue
acusado de blasfemia y fue condenado al ostracismo de Atenas.
*
¿Por qué el científico natural francés
Pierre Laplace le dijo a Napoleón Bonaparte, que como
científico no necesita la hipótesis de "dios"?
*
¿Qué nos revela la película de vídeo
'Zeitgeist' sobre el mayor engaño de todos los tiempos de la
clase dominante? ¿Cuándo vamos a liberarnos de las
cadenas de la ilusión religiosa, de la alienación
divina?
* ¿Cuando será que empieza la verdadera
revolución socialista mundial?
Navidad no es sólo
una fiesta, es un día santo, no es parte de una religión
personal o individual. Se trata de una realidad social, una parte
intrínseca del control mental, de un cuidadosamente alimentado
holocausto mental colonial e imperialista. Es un arma intelectual de
destrucción masiva de la razón científica y
filosófica. Junto a la ideología, la religión
patriarcal y monoteísta es el principal guardián del
paraíso terrenal de los parásitos capitalistas y forma
parte del proceso de producción de la explotación, de
la acumulación de capital, de la historia universal oficial,
que es nada más ni nada menos que su historia. Históricamente
sabemos que fue la religión la que quemó las mujeres en
la hoguera, la que declaró guerras, e incluso la que apoyó
el nazismo alemán. También, la religión es la
religión, al igual que no hay un capitalismo bueno, tampoco
hay una religión buena. Todo tipo de capitalismo y toda clase
de religión es "bueno", porque son las mercancías,
los objetos valiosos, los ‘caramelitos’ de las
respectivas clases dominantes en conquista.
Si los árabes
habrían permanecido más tiempo en España, todos
nosotros hoy gritaríamos: "Uh, Ah, Allahu Akhbar (Dios es
grande)!"
Por supuesto, no celebraríamos la
Navidad, sino nos fuéramos a la Meca.
Sin duda, en el
mundo hay maravillosos y agradables pueblos religiosos y cristianos,
que no saben las terribles dimensiones de la manipulación y el
adoctrinamiento. Inocentemente y sin saberlo, son utilizados y
abusados para fines inhumanos. Este comentario se dedica a ellos,
para animarles a estudiar su realidad histórica un poco más
profundamente.
En esta temporada navideña, en realidad,
existen miles de millones de personas que no tienen motivo alguno de
celebración. Por el contrario, tenemos que lanzar la crítica
marxista de la religión de la clase dominante, del suspiro de
la criatura oprimida, del alma de las condiciones sin alma, del
corazón de un mundo sin corazón y de la estricnina
mental de la mayoría de la humanidad.
La propia
burguesía en su batalla sin piedad contra el Dios feudal,
reemplazó a este con la Razón, y separó la
Iglesia y el Estado.
Por lo tanto, la revolución
socialista comienza con la crítica social de la religión,
de lo contrario la revolución socialista contra el capitalismo
no puede comenzar. Se queda atascada en la teología de la
liberación o en la teología de la revolución. El
Presidente Hugo Chávez Frías de Venezuela dijo en un
discurso a la nación que piensa, que no existe el cielo allá
arriba, de otro modo los astronautas ya lo habrían detectado;
tampoco existe el infierno allá abajo, de lo contrario la
empresa petrolera de Venezuela, PDVSA, ya lo hubiese descubierto
debajo de la tierra.
Todos nuestros problemas sociales a nivel
mundial son provocados por el hombre, por lo tanto, nosotros, la
humanidad, podemos deshacerlos, resolverlos y trascenderlos hacia la
emancipación humana creativa.