Franz J.T. Lee, septiembre 2007
Lecciones
revolucionarias para Venezuela del Manifiesto Comunista
Hay
que ser implacablemente crítico en la discusión y
siempre leal en la acción
Cuatro años
después de la muerte de Karl Marx, Friedrich Engels nos
explicó, cómo su camarada, “el gran fundador del
socialismo moderno, esbozó la nueva cosmovisión con la
claridad y el poder expresivo de un genio”.
Démosle
un breve vistazo al contenido del famoso Manifiesto Comunista. La
primera parte dice así:
“La historia de toda
sociedad que ha existido hasta ahora, es la historia de la lucha de
clases”.
Por cierto, desde nuestro punto de vista que
somos el Sur, esta afirmación es realmente bastante polémica.
No deberíamos olvidar, que para Hegel, África no formó
parte de la historia mundial; además, eran prácticamente
imposibles las luchas de clase durante la época pre-colonial,
en un mundo, donde no existió la acumulación primitiva
de capital, y donde todavía no se habían construido
sociedades esclavistas y feudales.
Nuestras regiones fueron
incluso clasificadas como países ‘bárbaros’
o ‘semi-bárbaros’, pero esto no fue nada nuevo;
los griegos antiguos también llamaron ‘bárbaros’
a sus vecinos ‘británicos’ y ‘alemanes’.
En
el Manifiesto Comunista Marx y Engels escribieron:
“La
burguesía somete el campo al imperio de la ciudad. Crea
ciudades enormes, intensifica la población urbana en una
fuerte proporción respecto a la campesina y arranca a una
parte considerable de la gente del campo al cretinismo de la vida
rural. Y del mismo modo que somete el campo a la ciudad, somete los
pueblos bárbaros y semi-bárbaros a las naciones
civilizadas, los pueblos campesinos a los pueblos burgueses, el
Oriente al Occidente”.
(Véase:
http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm)
Sin
embargo, lo que aquí es relevante especialmente en el caso de
Venezuela, es el hecho (ya verificado por la propia historia) que en
el año 1848 ya casi todo el mundo estaba cantando la
‘Marseillaise’, estaba meciendo la tricolor burguesa y
estaba marchando en la gran avenida del Champs-Elisée
capitalista hacia el venidero nazismo y fascismo europeo. Fue
precisamente esto lo que Marx y Engels describieron en el documento
revolucionario práxico y teórico más poderoso
jamás redactado. Advirtieron lo que Rosa Luxemburgo confirmó
más tarde, que las opciones revolucionarias son o el comunismo
o la barbarie.
Marx y Engels explicaron que la burguesía
ha creado su propia negación, su propia no-burguesía,
el proletariado. Esta negación dialéctica
‘revolucionaria’, el proletariado, es la única
clase social que tiene la tarea ‘histórica’ de
liberar a la humanidad, aniquilando la explotación económica
y la dominación política del hombre por el hombre,
mediante el fomento del desarrollo de la tecnología industrial
moderna. Claro, según el marxismo, el proletariado, al igual
que la burguesía, cambia permanentemente.
Desde un
punto de vista contemporáneo, en un mundo corporativo que mal
usó la tecnología sofisticada y la industrialización
unilateral para desarrollar arsenales apocalípticos de una
infinidad de armas de destrucción masiva, las masas
trabajadoras inmediatamente tendrán que iniciar unos modos
alternativos de auto-defensa poderosa e incipiente, e incluso armas
creativas para una emancipación global. Esto vale incluso más
para la Revolución Bolivariana, que tiene que radicalizarse
urgentemente, cuando medimos los feroces ataques internos y externos
contra Venezuela.
La Revolución Bolivariana se
encuentra actualmente en serio peligro, ¡desde adentro!
En
la sección segunda de su documento, Marx y Engels
identificaron a los comunistas como la vanguardia proletaria, como el
sector más firme, constante, avanzado y revolucionario de las
clases trabajadoras. Luego Lenin describirá con más
detalles científicos esta vanguardia comunista en su teoría
revolucionaria de un nuevo tipo de partido político. Por
cierto, esto toca a la actual construcción de un partido
revolucionario venezolano, que tiene que ubicarse lógicamente
en la cabeza de la transformación y revolución
social.
La tercera parte identifica principalmente a los
‘comunistas’ y al ‘partido comunista’, y Marx
y Engels se distanciaron expresamente en su teoría de otros
grupos socialistas utópicos y comunistas existentes de su
época.
En la cuarta sección resaltaron la
posición teórica de los comunistas en relación a
otros grupos democráticos radicales o incluso gobiernos
capitalistas. Claro, suponiendo que las conocemos, todas esas
lecciones son significativas para la profundización de la
Revolución Bolivariana. Según Marx y Engels, todos los
comunistas tienen que adoptar una actitud política no
sectaria, sin perder su identidad proletaria, tienen que aplaudir y
apoyar a todas las tendencias verdaderamente democráticas.
Esto es imperativo para la construcción del socialismo en
Venezuela, y se expresa en la fórmula del presidente Chávez
cuando dice que hay que ser implacablemente crítico en la
discusión y siempre leal en la acción.
Es de
interés notar, que en este entonces, vieron a Alemania como
cuna de la revolución mundial proletaria, a raíz de su
inminente revolución burgués-democrática tardía.
Estaban convencidos de que la revolución alemana iba a dar un
salto dialéctico hacia la ‘emancipación humana’
(Marx).
Finalmente, Marx y Engels declararon, que no tienen
nada en común con ningún Illuminati, ni con ninguna
‘secta conspirativa’. Su toque de Diana era corto pero
contundente: “¡Proletarios de todos los países,
uníos!”
Fue en la Francia lejana, a mitades del
siglo XIX y en medio de un capitalismo liberal competitivo, donde
todo esto reflejó el ‘espíritu’ trabajador
revolucionario de la época. Sin embargo, al igual que hoy,
este ‘mejor de los tiempos’ tenía su lado ‘peor
de los tiempos’ (Charles Dickens). Quiere decir, que esta época
de luz también generó una época de
contrarrevolución y de oscurantismo ‘democrático’.
Lo
que necesitamos realmente aquí en Venezuela, es un fermento
intelectual juvenil y revolucionario. Estamos en una época
creativa, en tiempos de creación.
¡Nuestras voces
deberían dar la vuelta al mundo y deberían contar en
muchos lenguajes a los pueblos del mundo de nuestro nacimiento
emancipatorio! Necesitamos los instrumentos, la tecnología,
las páginas web y los programas de radio para diseminar
nuestra verdad democrática, nuestro contra-ataque contra el
imperio diabólico de Bush y Murdoch.
Desafortunadamente
vivimos en un mundo donde reina el dinero. Sin esta ‘raíz
de todo mal’, sin contar con los recursos financieros
necesarios, ¡lamentablemente nuestra revolución pronto
estará fuera del aire!
Por cierto, aparte de Marx y
Engels, también existieron los socialistas utópicos
cristianos, que tomaron las armas contra el moloch capitalista.
Victor Prosper Considerant (1808-1893), un cristiano romántico,
seguidor del gran pensador socialista utópico Charles Fourier,
publicó como contra-ataque su ‘Manifiesto de la
Democracia’, formulando su propio lema: “Nuestra causa es
la causa de Dios y de la Humanidad; nuestra bandera la de la
Justicia, la Paz Mundial y la Unión de los Pueblos”.
No
obstante, lo que para nosotros es significativo, es el hecho de que
Marx y Engels nunca negaron su compromiso revolucionario con los
principales logros burgueses económicos, filosóficos,
políticos y sociales de su época. Dentro de la nueva
cosmovisión histórica y dialéctica materialista
del comunismo humano, en su tesis de doctorado, Marx incluso dió
su mérito científico a los filósofos
materialistas antiguos tales como Demócrito y Epicuro.
El
5 de marzo de 1852 Marx escribió en una carta a Joseph
Wedemeyer:
“En lo que me toca a mí, no puedo
reclamar el honor de haber descubierto la existencia ni de las clases
en la sociedad moderna ni de la lucha entre ellas. Fueron los
historiadores burgueses los que, mucho antes de mí, han
constatado el desarrollo histórico de esta lucha de clases, y
los economistas burgueses su anatomía económica”.
Como
ya lo expuso el Manifiesto Comunista, Marx comentó lo que
descubrió:
1. Que la existencia de clases está
vinculada a ciertas fases históricas del desarrollo de la
producción;
2. que la lucha de clases necesariamente lleva
a la dictadura del proletariado; y,
3. que esta misma dictadura
solamente es transitoria, en el proceso revolucionario de la
abolición de todas las clases sociales, y de la introducción
final de una sociedad comunista sin clases.
Como en el caso
específico del Presidente Chávez y de Venezuela, los
ideólogos de la guerra de desinformación metropolitana
diseminan masivamente toda una galaxia de mega-mentiras sobre el
marxismo. En todas partes escuchamos, que Marx no se preocupó
ni por el individuo ni por los sentimientos ni la espiritualidad
humana; que era un ‘monstruo comunista’ de sangre fría,
que no desarrolló ninguna psicología política y
ni siquiera una teoría de la alienación humana.
Sí,
camaradas, ¡ser sabio es una locura!
En cuanto a la
concepción del ‘hombre’, del ‘ser humano’
y de la especie humana en su totalidad, especialmente del
‘proletario’, ¿cuál era el programa
concreto de Marx?
Todos deberíamos saber, que su punto
de partida es el ‘Bedürfnis’, la necesidad humana.
La interpretación del ‘ser humano’ empieza con la
necesidad humana. Cuatro años antes del Manifiesto Comunista,
en sus ‘Manuscritos Económicos y Filosóficos de
1844’, Marx comentó lo siguiente:
“El
hombre es inmediatamente ser natural. Como ser natural, y como ser
natural vivo, está, de una parte dotado de fuerzas naturales,
de fuerzas vitales, …; estas fuerzas existen en él como
talentos y capacidades, como impulsos; de otra parte, como ser
natural, corpóreo, sensible, objetivo es, como el animal y la
planta, un ser paciente, condicionado y limitado; esto es, los
objetos de sus impulsos existen fuera de él, en cuanto objetos
independientes de él, pero estos objetos los son objetos de su
necesidad, indispensables y esenciales para el ejercicio y afirmación
de sus fuerzas
esenciales”.
(http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man3.htm)
Así
que, lo que Marx sugirió era, que dentro de la revolución
socialista deberíamos desarrollar nuestras propias ‘fuerzas
vitales’, es decir, nuestras fuerzas creativas; además,
deberíamos desarrollar especialmente nuestras ‘fuerzas
esenciales’, es decir, nuestras fuerzas humanas
emancipatorias.
Finalmente y ya terminando con esta serie de
cuatro artículos introductorios sobre el Manifiesto Comunista
y su relevancia revolucionaria socialista para la Revolución
Bolivariana en Venezuela y el mundo, permítanme citar
extensivamente lo que escribí en el día del trabajador
del año 2003:
“Un fantasma recorre el Cuarto
Imperio – ¡el fantasma de Chávez!
Todos los
poderes oligárquicos en Venezuela y en el exterior han formado
una alianza fascista, neoliberal para practicarle un exorcismo a
Venezuela y América Latina y sacarle este fantasma: La sagrada
alianza de los Otto Reich y CAP, Aznar y Estanga, Ortega y Gaviria,
de los Amigos de Venezuela y Enemigos del “castro-comunismo”.
¿Dónde está el “partido” dentro de
la “oposición” el cual no haya denunciado a Chávez
como un “dictador”, un “tirano”? ¿Dónde
está aunque sea uno sólo de los jinetes
antigubernamentales de la apocalipsis que no haya incurrido en un
intento de asesinato de carácter del presidente?
Después
de la brutal masacre de decenas de Bolivarianos entre el 11 y el 13
de Abril del año 2002, después de haber sobrevivido
varios y tercos intentos de golpes de estado político-militares
y económicos a los cuales ningún gobierno opresivo
hubiera resistido jamás, Chávez ahora se ha convertido
en el número uno en la lista negra de los mercenarios
internacionales con sus escuadrones de la muerte globalizados. Con la
constitución más democrática y humanista del
mundo en mano, queda bien claro una cosa para la mayoría de
los Venezolanos, para este 85% de los 24 millones de personas,
quienes han vegetado en miseria y en pobreza crítica durante
más que la mitad del siglo pasado: ¡¡No puede
ser!! ¡¡Uh, Ah, Chávez no se va!! Con esto
expresan, que su presidente tiene que permanecer en el cargo, que
democrático y legítimamente ocupa, hasta el 2021 si
fuese necesario”.