Franz J.T. Lee, agosto de 2007
¡Dejemos que el pueblo soberano decida, si el marxismo en Venezuela es obsoleto o no!
Antes de reflexionar
políticamente sobre la relevancia histórica del
marxismo en el siglo XXI especialmente para la Revolución
Bolivariana, primero hay que preguntar, ¿Quién es el
hombre? ¿De verdad es el ‘parangón de los
animales’, como dijo Shakespeare, o es simplemente el ‘hombre
lobo’ de Hobbes?
Antes de culpar a Marx por discriminar
a los mexicanos, los judíos, los indios y los chinos,
recojamos algunos puntos de vista típicos de tinte ideológico
y racista en cuanto a la humanidad explotada y dominada.
Amamos
a Marx, amamos a Simón Bolívar y amamos a Chávez,
pero a la verdad la amamos todavía más.
Ya en
tiempos prehistóricos, en el viejo testamento, en las
escrituras sagradas, es decir, en Josué, capítulo 9,
aprendimos, que el ‘pueblo escogido’, o sea los israelíes
esclavizaron oficialmente a los gedeones y los convirtieron en
‘leñadores y aguadores para la congregación’:
“Josué
9:21, Y los príncipes les dijeron: Vivan; mas sean leñadores
y aguadores para toda la congregación, como los príncipes
les han dicho.
9:23, Vosotros pues ahora sois malditos, y no
faltará de vosotros siervo, y quien corte la leña y
saque el agua para la casa de mi Dios.
En tiempos modernos,
durante las eras europeas eufemísticamente llamadas
Ilustración y Razón, maduraron la discriminación
social, el prejuicio racial y el racismo crudo, como reflexión
ideológica del mercado mundial capitalista emergente, que
tenía un carácter discriminatorio y explotador a raíz
de su ‘cambio desigual’.
Prácticamente
nadie era inmune al racismo omnipresente, ni podía escapar de
los tentáculos ideológicos letales de la arrogancia
social y religiosa inhumana europea. Durante los últimos
siglos, dentro de la cultura occidental cristiana, en todos los
ámbitos de la vida, la situación se empeoró y se
declaró como ‘corona de la creación’ el
macho blanco de cabello rubio y ojos azules. Gracias a una
maravillosa educación y socialización religiosa
europea, el racismo penetró todas las fibras, capilares y
cromosomas de la sociedad capitalista.
Hitler tenía
razón cuando dijo: “Si quieres controlar a un pueblo,
entonces controla su educación”.
De hecho, sólo
hay que añadir aquí: también “controla su
religión”.
Fueron incluso grandes revolucionarios
las víctimas de la carnicería masiva de las nuevas
relaciones amo-esclavo y del adoctrinamiento racista que segregó
mujeres y niños de todos los colores, y que devaluaba a los
nativos de Asia, África, América, el Caribe y Oceanía
en unas mulas primitivas, o simple carne de cañón, en
‘leñadores y aguadores’ bíblicos, en hijos
de Ham, en criaturas, las cuales se colocaron en zoológicos
europeos como monos exóticos, para que los turistas de la
clase media se burlaran.
En 1848, paralelo a la publicación
del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, el aristócrata y
escritor francés, el Conde Joseph-Arthur de Gobineau (1816-82)
publicó su propio manifiesto racial, su propia teoría
racista en un ensayo llamado ‘Essai sur l’inegalite des
races’ (Ensayo sobre la Desigualdad de las Razas), que
probablemente también afectó a pensadores tan grandes
como lo eran Marx y Engels.
Todos somos víctimas de los
límites y de las barreras de nuestro tiempo específico
en que vivimos, pero esto no es una excusa válida para no
rectificar errores racistas. Hoy por hoy todavía existen
racistas en Venezuela, que incluso quieren ser presidente.
En
aquella época de la mitad del siglo XIX, cualquiera que afirmó
dialécticamente cualquier aspecto o fragmento del nuevo
capitalismo victorioso de carácter explotador y dominante,
lógicamente apoyó el racismo crudo. Por otro lado, el
que negó dialécticamente el racismo explotador y
discriminatorio, por ejemplo, la resistencia indígena contra
el colonialismo, ya estaba defendiendo a priori los dogmas humanos
del socialismo emergente.
Más tardar después de
haber escrito los Grundrisse, estudiando el fenómeno de la
‘alienación’ cuando publicó El Capital,
Marx debe haberse dado cuenta de la manera cómo sus ideas
racistas heredadas llegaron a entrar en conflicto con la emancipación
humana socialista. Luego desaparecieron los comentarios racistas de
sus cartas y publicaciones. Otros como los jóvenes Hitler o
Mussolini comenzaron como ‘socialistas’ y finalmente
terminaron como fascistas y racistas radicales.
Sin embargo,
como lo dijimos antes, el racismo no fue un ‘pecado juvenil’
solamente de Marx; después de un estudio profundo de todos
nuestros fundadores en Asia, África o América Latina
estaríamos sorprendidos de la cantidad de personajes que
fueron víctimas de esta plaga apartheid y sionista, y que
fueron capturados en las garras del racismo capitalista.
Es
importante saber a quién y a qué trataba y trata de
emancipar el socialismo científico y filosófico, es
decir, el marxismo a escala mundial. Marx no quería emancipar
a la burguesía o a cualquier clase media, al contrario, su
praxis y teoría son armas en las manos y en los cerebros de
los trabajadores explotados, dominados y discriminados.
El
eslogan revolucionario es: ¡Trabajadores del mundo, uníos!
Si
esto es obsoleto hoy, bueno, entonces no estamos hablando del
marxismo.
Además, ¿quién realmente es un
ser humano, un hombre?
¿Quién tiene ‘derechos’
humanos?
¿A quienes se supone que se liberaran en este
planeta?
Como nosotros los venezolanos ya nos dimos cuenta,
desde el punto de vista del racismo metropolitano del norte, todos
los ‘negros’, ‘esclavos’, ‘recogelatas’
y ‘latinos’, o sea, más que 95% de la ‘humanidad’,
es decir, más que siete mil millones de personas nunca
pertenecieron (y todavía no pertenecen) realmente a este
epíteto sonoro: la humanidad civilizada y cristiana. Aunque
nosotros del ‘Tercer Mundo’ y del sur no lo queremos, no
lo creemos y no lo sabemos, pero lo que está citado aquí,
es simplemente la ‘verdad verdadera’ de nuestro mundo
racista, capitalista, imperialista y globalizado, de nuestra realidad
terrenal, corporativa y militarizada.
A través de los
siglos eran muchos los ideólogos eruditos quienes habían
escrito ‘clásicos’ sobre este tema, quienes habían
confirmado el carácter social discriminatorio de nuestras
relaciones amo-esclavo y de nuestro infierno laboral. En seguida unos
ejemplos de este racismo capitalista.
El marxismo viviente ha
descrito en toneladas de escrituras, que los esclavos de la Grecia
Antigua que trabajaban duro en las minas de plata de Atenas, o que
estaban remando los barcos comerciales en el Mar Mediterráneo,
estaban sirviéndole de esta manera a la acumulación
original del capital y no fueron catalogados en la categoría
del ‘zoon politikon’. Hasta para Aristóteles sólo
eran ‘herramientas que hablan’ bárbaros y
brutos.
Y para Bush y compañía, para Ratzinger y
compañía ¿qué más son los millones
de ‘lumpen’ en los cerros de Caracas y en las favelas de
Rio de Janeiro?
¿Esto es diferente, o más
civilizado, o más cristiano hoy?
Esta tradición
de deshumanizar las fuerzas laborales explotadas y empobrecidas,
históricamente la encontramos en los puntos de vista de la
clase dominante de los grandes pensadores de la ‘Ilustración’,
de los fundadores de la Iglesia y de la sociedad
burgués-democrático-capitalista en general. Más
que nunca se hace evidente su perversión en las relaciones
internacionales actuales y en la globalización.
En el
Medio Oriente esto culmina hoy en una carnicería genocida de
millones de árabes y palestinos, que por capricho son
segregados como infieles fundamentalistas hediondos de petróleo,
y como ‘terroristas internacionales’ que viven dentro del
‘eje del mal’ en Irak e Irán. Cualquier cosa
apocalíptica puede pasar, ante los ojos hipnotizados y miopes
de la fuerza laboral industrializada y de los periodistas oficiales,
que ya están eternamente engañados por las ráfagas
ideológicas del señor Murdoch y por una maquinaria
fascista altamente sofisticada, y después le echan la culpa a
Bin Laden o a Hugo Chávez Frías.
Este último
afirmó una y otra vez que no estudió el marxismo y que
no es marxista. No hay problema en absoluto con esto. Ninguno de
nosotros nació como marxista. Sin embargo, si a las masas
laborales venezolanas, si a las actuales ‘herramientas que
hablan’, si a nuestros ‘parásitos’ (Manuel
Rosales) se les ocurriese hablar de marxismo, entonces más
vale seguir sus huellas socialistas en la arena galáctica,
para no volvernos obsoletos como los adecos y copeyanos de
ayer.
Tres años antes de la publicación del
Manifiesto Comunista, en 1845, en la Ideología Alemana, Marx
explicó el papel de los think tank de la clase dominante que
formulan la ideología de una época específica,
por ejemplo las ideas dominantes del respectivo weltgeist (espíritu
del mundo):
“Las ideas de la clase dominante son las
ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos,
la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al
mismo tiempo, su poder espiritual dominante”.
Hoy vale
más que nunca esta afirmación, que niega la
discriminación social y el racismo, y que viene de la
formulación de un nuevo método, una nueva ciencia y
filosofía para el proletariado mundial. Los trabajadores
físicos e intelectuales abandonados apenas han descubierto e
introducido su formidable arma contra el capitalismo global.
Así
que ¿cómo puede ser obsoleto el marxismo?
En
1937, en el advenimiento del nazismo en Europa y dentro de los dogmas
revolucionarios de la filosofía marxista, en su bien conocido
escrito Los Principios fundamentales del Marxismo, Karl Korsch ya nos
explicó, de qué tiene que ser capaz nacional e
internacionalmente un proletariado con una conciencia de clase en la
lucha contra el capitalismo mundial. Por ahora, apenas hemos
comenzado con esta tarea teórico-práxica de la
revolución mundial contra el globofascismo. Los trabajadores
todavía no han lanzado su verdadero NO global, su verdadera
negación revolucionaria del capitalismo, es decir, el
Socialismo Mundial.
El pueblo venezolano, las masas laborales
no tienen experiencia con el marxismo, nunca les fue enseñado
nada sobre el marxismo. No nos perdonarán por esta negligencia
educativa.
¡Deberíamos informar a las masas sobre
el marxismo mediante una Misión Marx y dejar que el pueblo
soberano decida, si el marxismo en Venezuela es obsoleto o no!
Aplaudimos los primeros pasos que se están dando en esta
dirección en la discusión dentro de los batallones de
aspirantes al PSUV. ¡Ojo, aspirantes, lo que tenemos que
aprender y entender es precisamente el marxismo!
Desde Moscú
llegaron directivas y decretos que hicieron estragos con el marxismo
y con el internacionalismo proletario. Esto nunca debe ocurrir aquí.
Tampoco la Revolución Bolivariana puede tolerar ningunos
‘chavistas sin Chávez’ de carácter
autoritario y totalitario.
El marxista del siglo XX, Karl
Korsch, explicó muy bien todo esto:
“La clase
proletaria guiada por la teoría marxista por lo tanto no es
sólo, como lo puso Friedrich Engels, ‘la heredera de la
filosofía clásica alemana’, sino también
de la economía política clásica y de la
investigación social. Como tal ha transformado la teoría
clásica tradicional según los cambios dentro de las
condiciones históricas”.
Es precisamente esto lo
que hay que hacer, pensar y superar en Venezuela y a escala mundial,
es decir, en cualquier parte del mundo donde un proletario trabajador
físico y/o intelectual está trabajando por una miseria
o un salario mínimo.
Como parte importante del
proletariado mundial globalizado, en la época de la ingeniería
genética, de la clonación, de la nano-tecnología
y la militarización espacial, mientras negamos el
neoliberalismo y el reformismo, tenemos que heredar la dialéctica,
la ciencia materialista y el materialismo filosófico marxista
moderno y modernizado, que explican la quintaesencia del capitalismo
contemporáneo, de la globalización, de la revolución,
del socialismo y de la emancipación, es decir, que explican el
actual mundo, de, por y para sí mismo, o sea, para
nosotros.
Así que, nuestra tarea emancipatoria no es
declarar el marxismo ‘obsoleto’, ‘determinista’
o incluso ‘economicista’, al contrario, tenemos que
“transformar la teoría marxista clásica
tradicional según los cambios dentro de las existentes
condiciones históricas de la globalización”.
Cualquier otra cosa que no sea esta, se la dejamos a los capitalistas
e imperialistas corporativos, que tienen un serio problema con el
‘castro-comunismo’.
Mientras existen principios
marxistas que reflejan la verdadera negación activa del
capitalismo en su totalidad, no será necesario renovar sus
conceptos básicos cada año. En este sentido el marxismo
sólo se volverá obsoleto cuando el capitalismo mismo
desvanezca en el olvido.
Desde hace una década atrás
o un poquito más, se estaba desarrollando prácticamente
de manera inadvertida un presente orweliano a punto de brincos y
saltos. Con la bendición eterna del Vaticano y con la fiel
ayuda militar de Israel, en su afán global por capturar los
campos petroleros, y por asegurar y extender su hegemonía
geopolítica estratégica, las fuerzas militares de la
OTAN simplemente masacran a diestra y siniestra hombres, mujeres y
niños árabes inocentes como si fueran ‘vacas
locas’ o perros perdidos infectados con rabia mortal.
Ahora
¿qué fue lo que los fundadores del actual ‘imperio’
de Bush tenían que decir en cuanto a los inalienables
‘derechos humanos’ y la ‘búsqueda de la
felicidad’ en el Medio Oriente?
“Sostenemos como
evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales;
que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que
entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda
de la felicidad”.
Declaración de la Independencia,
1776.
Pero, ¿qué fue lo que el filósofo
del Estado y maestro de la dialéctica idealista y objetivista,
G.W.F. Hegel nos dijo sobre su weltgeist racista en sus Lecciones
sobre la Filosofía de la Historia? En lo siguiente citaremos a
Hegel y los demás filósofos de manera extensiva, para
demostrar lo que no se enseña sobre ellos en las universidades
occidentales.
“Lo característico del Negro (de
África) es, que hasta ahora su cosmovisión no alcanzó
ninguna objetividad definida, por ejemplo Dios, o la Ley, que
reflejaría una voluntad humana y en la cual podría
experimentar su esencia…
El Negro representa al ser
humano natural que todavía se encuentra en un estado de
salvajismo y rusticidad…
El Negro exhibe un total
irrespeto, un desprecio hacia la humanidad…
Para él,
la humanidad no tiene valor, esto toma formas increíbles; para
él, la tiranía no es injusticia, y una costumbre
generalmente aceptada y sancionada es la de devorar la carne
humana…
Otra característica de los Negros es la
esclavitud… En su propio continente los Negros experimentan
una esclavitud peor que la europea… La expresión
fundamental de la esclavitud es precisamente, que el hombre todavía
no es consciente de su libertad, así que degenera en una cosa,
en algo sin valor humano alguno…
Dejemos a África
y no la mencionemos más, porque no es un continente histórico,
porque le falta movimiento y desarrollo… apenas aparece
vagamente en el umbral oscuro de la historia mundial”.
(Fragmento
de: G.W.F. Hegel, Lecciones sobre la Filosofía de la Historia,
mi libre traducción para resaltar la arrogancia ‘racista’
de filósofos europeos tan titanes como lo era Hegel)
Otros
filósofos políticos famosos de la Ilustración,
como Montesquieu o Voltaire, quienes incluso fascinaron a
libertadores y revolucionarios como Simón Bolívar, Karl
Marx y Friedrich Engels, no sólo participaron en el comercio
de esclavos africanos, sino también eran racistas hasta la
médula; discriminaron los pueblos africanos, de Asia y de las
Américas en todas las oportunidades posibles.
¿Qué
fue lo que el gran Montesquieu nos dijo en África sobre
nosotros mismos?
“Casi es inconcebible que a Dios, que
es la bondad misma, se le ocurrió de colocar un alma –
dejar a solas un alma buena – dentro de un cuerpo tan negro y
repugnante como el de un Negro”.
(Montesquieu, Esprit
des Lois, Libro XV, Capítulo 5. Nuestra libre traducción.
Esto es un libro que también lo leyeron Simón Bolívar
y Karl Marx, pero hasta donde sabemos, ninguno de los dos jamás
comentó algo sobre esas afirmaciones tan racistas en cuanto a
los pueblos subyugados del mundo ‘colonial’.)
¿Y
qué fue lo que nos dijo Voltaire?
“La raza negra
es una especie del hombre tan diferente a la nuestra, como la es la
raza de los spaniel a aquella de los greyhound. … si su
inteligencia no es diferente a la nuestra, por lo menos es bastante
inferior. No son capaces de ninguna aplicación o asociación
relevante de ideas, y parece ser que no sirven ni para el uso ni el
abuso de la filosofía”.
(Nuestra libre traducción,
Voltaire, Obras.)
Finalmente ¿qué fue lo que
declaró la Revolución Francesa, la clase burguesa
victoriosa como los ‘derechos del hombre’ en 1789?
“Cada
asociación política tiene como su meta la preservación
de los derechos naturales e imprescriptibles de los hombres. Esos
derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia
a la opresión”.
Artículo 11, Declaración
de los Derechos del Hombre y de los Ciudadanos, 1789.
Dentro
de este contexto histórico fueron incluso Karl Marx y
Friedrich Engels, quienes como hijos de su época y como
fundadores del socialismo científico y filosófico
hablaron sobre los “países bárbaros y
semi-bárbaros dependiendo de los países
civilizados”.
También sabemos, que Marx mismo
encontró en las características ‘negroides’
de Ferdinand LaSalle un sujeto de burla, cuando lo llamó un
‘Negro Judío’, quien siempre “tapa su
cabello lanoso con todo tipo de aceites y maquillaje”, y que
“es perfectamente obvio, por la forma de su cabeza y el tipo de
cabello, que es descendiente de Negros”.
Bueno, esto son
nuestros queridos revolucionarios ¡hagámoslo mejor! La
mejor defensa del marxismo es la auto-crítica, es decir la
verdad, es la construcción de un socialismo veraz a escala
mundial.
Es sólo conociendo la verdad, que nos
emanciparemos.
El hecho de que pintemos a nuestros sagrados
revolucionarios en blanco, no es remedio contra ninguna mentira
blanca, ni iluminará nuestro futuro oscuro. Ellos no eran ni
son dioses y esto es la razón de por qué los amamos
exactamente como eran y como son, como víctimas del racismo y
del capitalismo, quienes querían dejarnos un planeta
socialista mejor.
A través del siglo XIX y gran parte
del siglo XX podemos encontrar todo tipo de comentarios racistas
provenientes de las plumas de grandes héroes revolucionarios.
El marxismo siempre verde nos enseña que el capitalismo
engendra el racismo y que el racismo alimenta el capitalismo. El que
no niega totalmente el capitalismo, no puede liberarse de todas las
formas del racismo.
La Iglesía católica no
niega el capitalismo en Venezuela, por eso, "rechazaría
un socialismo marxista". (Cambio de Siglo, 3 de agosto
de2007)
El valor revolucionario del Manifiesto Comunista no
está en los comentarios racistas de Marx y Engels, sino en la
formulación de la primera teoría de la globalización
del capitalismo y de la teoría revolucionaria del proletariado
mundial para tumbar la explotación económica, la
dominación política, y claro, la discriminación
social, que generan las relaciones amo-esclavo en todas las fábricas
del mundo, incluyendo aquellas de América Latina y Venezuela.
Original en Inglés: Franz J. T. Lee, Venezuela's
sovereign people will decide if Marxism is obsolete or not!.
http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=75139