Franz J.T. Lee, abril de 2007
La Perspectiva
Científico-Filosófica del Pico Bolívar
Una
Aproximación al posible Hombre Nuevo del Tercer Milenio
Pensar es
sobrepasar.
Ernst Bloch.
La verdad es el
todo.
Hegel.
La verdad es siempre
concreta.
Lenín.
Pensar sanamente
es la mayor de las perfecciones;
sabiduría es
decir la verdad, actuar según
la naturaleza,
escucharla.
Heráclito.
Niveles,
Grados y Mensiones del Conocimiento Humano
Observando
a través de la ventana, aquí en Mérida, allá
afuera, al pie del Pico Bolívar, todo aun es cercano y claro,
cálido, esencial e idéntico, simple y sencillo, llano y
tangible, tan sólo un limitado panorama que llega a nuestra
vista.
Más arriba, las cosas ya se mueven
hacia la distancia, se pueden percibir en otro contexto, más
interrelacionadas, contradictorias y complejas; ellas sólo
pueden reflejarse como tales en sus diferentes grados de existencia.
Explicarle este tema complejo y complicado a alguien que por siempre
ha estado viviendo, actuando y pensando dentro de un mundo
lógico-formal, plano, limitado, dentro de un ambiente binario,
bicameral, es casi imposible. Para que él y ella entiendan
conceptos como el trabajo, la ideología o la revolución,
tendrán que hacer algún tipo de esfuerzo intelectual,
deben activar capacidades teóricas dormidas, deben ascender al
Pico Bolívar, por lo menos a la segunda estación del
Teleférico, al vagón que está tendido en su
parte media.
Quien alcanza la cima pasa por nuevas
mensiones, obtiene una perspectiva trascendental general, observa
cosas en la lejana distancia. Todo aparece vago, frío, nublado
e intangible, mas uno puede percibir todo tipo de relaciones,
contradicciones, conflictos y antagonismos. Uno logra una visión
social global, una perspectiva transhistórica
postcapitalista.
Debido a que ahora estamos socialmente
conscientes de todos los niveles práxicos y grados teóricos,
hemos alcanzado los fríos, solitarios, casi inaccesibles rocas
trascendentales de la Minerva nevada, esta nueva mensión
sublime, libre de todo fango ideológico, que ahora puede ser
descubierta por nosotros, estudiantes y profesores conscientes y
concienzudos, para una investigación precisa, incisiva y
decisiva. Este conocimiento y perspectiva transhistórica
recién adquiridos nos hace capaces de remontar otras
majestuosas alturas y profundidades andinas emancipatorias, para
alcanzar otras esferas micro, meso y macroscópicas
desconocidas de la emancipación creativa, galáctica.
De
esta forma, el Hombre Nuevo de Ernst Bloch y del Ché Guevara
puede recuperar su trinidad humana perdida: el ser, existir y
trascender humanos.
Sin una revolución radical,
cultural y creativa, sin una "exvolución"
transcendente hacia la emancipación humana, sin un éxodo
"transvolucionario" (Ernst Bloch) que nos saque de la
miseria capitalista imperialista, sin liberarnos de las "cadenas
de la ilusión" religiosas e ideológicas (Erich
Fromm), no puede ni podrá nacer una posible nueva especie de
hombre para llevar a cabo un socialismo verdadero y comunismo real,
de hecho, no habrá ni tránsito al purgatorio ni llave
para abrir las puertas del paraíso terrenal o del cielo
divino.
Esto es lo que debe tenerse en mente, en la
educación, en la "exformación", en las
escuelas y universidades, donde debería desarrollarse,
estudiarse y aplicarse la práxis y teoría
revolucionarias. Como explicamos arriba, ignorar los niveles, grados
y mensiones de las cosas, de relaciones y procesos, de la realidad
del trabajo, nos llevará directamente a la confusión
ideológica, al fatalismo reaccionario, al derrotismo y al
nihilismo.
En resumen, en nuestras escuelas, misiones,
universidades y otras instituciones educacionales y de socialización,
las cosas sencillas -como preservar el agua potable evitando goteras
y “no cantar más de una canción bajo la ducha”
(Chávez)- es decir, las realidades tangibles que son
fácilmente comprensibles aún por una mente oprimida,
manipulada y adoctrinada, pueden y deben expresarse de manera
sencilla y directa, como niveles concretos, en términos
simples, científicos y práxicos como actos humanos.
Como tal, esto último se entiende y se entenderá con
precisión por cualquier mente que todavía
piense.
Cosas complejas como la práxis y la
teoría -como la producción y la creación, como
la ideología y la práctica, como la reforma y la
revolución, como las explicaciones científicas y
filosóficas de Ernst Bloch de las relaciones entre las
corrientes frías y cálidas dentro del marxismo
revolucionario- no pueden expresarse con simplicidad, no es su
hábitat natural. Ellas presuponen niveles práxicos y
grados teóricos y por ende requieren un esfuerzo intelectual,
una reflexión social y una creatividad filosófica.
Cosas
indefinidas como la emancipación, como la "exformación"
(el opuesto de la información engañosa), como la
"transvolución" (cruzando el Rubicón entre la
producción capitalista y la creación socialista), -como
los conceptos de los filósofos árabes Avicenna y
Averroes, natura naturata y natura naturans, naturaleza creada y
creadora- definitivamente sí incluyen asuntos simples y
complejos, pero científica y filosóficamente sólo
pueden comprenderse radical y racionalmente con un excelente
razonamiento, con una excelencia trascendental, es decir, con
sabiduría emancipatoria, creativa; más precisamente,
con inmanencia trascendental y transcendencia inmanente (con el
principio de esperanza de Ernst Bloch).
Lógicamente,
los asuntos académicos e intelectuales y las preguntas que
conciernen a la misma existencia y transcendencia, al quo vadis de la
especie humana, no pueden enfocarse con tablas políticas de
selección múltiple o por medio de colosales manuales,
presentaciones audio-visuales y cuestionarios lógico-formales.
Debemos aprender a entenderlos y explicarlos de una manera opaca,
nubosa, transhistórica. De otro modo, si explicáramos
de manera irresponsable la sabiduría transhistórica en
términos simples y complejos, en imágenes de comiquitas
del Ratón Mickey, en canciones populares de la lista de
grandes éxitos, en catecismos obsoletos o con los eternos
libros de texto para principiantes como si fuera una cosa sin vida o
una verdad absoluta que debe ser aprendida de memoria, simplemente
perderíamos nuestro esfuerzo en una labor educacional inútil
o una aventura académica peligrosa.
En el
campus universitario la poca claridad teórica está en
el orden del día e imposibilita cualquier plan progresista o
esperanzador. De todas direcciones y tendencias vienen las ideas
pocas veces ponderadas, confundiendo a los estudiantes y provocando
desacuerdos entre profesores, desembocando en conspiraciones,
intrigas, traiciones y sabotaje. En consecuencia, el alma mater
democrática, el sapiente espíritu de Minerva corre el
peligro de convertirse en una fábrica ideológica de las
ideas dominantes de las clases dominantes, en un callejón-sin-salida
reformista o en un abismo reaccionario para todo tipo de serpientes,
lleno de vicios, engaños, traición y corrupción
social.
En nuestra época actual, en donde la
pesadilla orwelliana aplicada por Hitler se está convirtiendo
en una realidad fascista a nivel global, donde se controla y manipula
a pueblos enteros mediante el control de su educación, más
que nunca debemos defender la práxis y teoría académica
revolucionaria, debemos crear la sabiduría humana,
trascendental, emancipatoria. Ya que dialécticamente las
verdades absolutas no existen en los ámbitos concretos de la
ciencia y filosofía humana, porque no existe objetividad
práxica sin subjetividad teórica y viceversa, debemos
tomar el partido de la verdad, de la humanidad, de los billones de
"condenados de la Tierra" para instruirnos a nosotros
mismos y a nuestros estudiantes en la verdad fluyente cum ira et
studio.
Amamos a nuestros profesores eruditos, amamos a
nuestros estudiantes diligentes, pero la verdad la amamos aun más,
amamos la verdad conocible y el conocimiento verdadero. Basándose
en el conocimiento científico y filosófico del pasado,
¿cómo pueden los académicos e intelectuales a
nivel nacional e internacional apoyar la práxis y teoría
revolucionarias en el siglo XXI? Concreticemos entonces la
quintaesencia de nuestro quo vadis transhistórico.
¿Podemos solamente trabajar? ¿Podemos solamente
producir? O podemos también ser creativos, ¿podemos
crear en vez de creer? ¿Hemos sido reducidos a meros
trabajadores? Hemos sido reducidos a meros productores? ¿Hemos
sido reducidos a meros seres explotados, dominados, discriminados y
alienados? ¿Podemos escapar, podemos crear? ¿Quiénes
somos?
Gnothi seauton: El Trabajo creó al
Hombre
Para comprender nuestro actual estado de cosas
revolucionario y nuestra futura tarea emancipatoria y en función
de conocernos a nosotros mismos, tenemos que descifrar un código
secreto: el "Código Darwin-Engels-Leakey".
Primero,
¿qué fue lo que reveló Charles Darwin en su "El
Origen del Hombre", escrito en 1871? Descubrió, que este
ilustre hombre que se llama a sí mismo homo sapiens sapiens o
la "corona de la creación", en realidad es un
miserable animal brutal, con descendencia directa de los simios,
pasando del hombre-mono al mono-hombre. Mucho después, en
nuestra época, la ciencia de la genética probaría
la notable proximidad genética del hombre a los chimpancés
y aun a los cerdos. ¡Qué descubrimiento, mis paisanos
simios! ¡Qué caída más estrepitosa del
reino de las fantasías religiosas a tierra firme de la
realidad! Como dijera William Shakespeare, el hombre simplemente es
modelo para los animales, es el hombre- lobo dominante.Thomas Hobbes
lo tenía claro con su famosa noción del homo homini
lupus. No sorprende el encanto con el que Carlos Marx y Federico
Engels apreciaron a los escritos de Charles Darwin. Marx incluso
estaba a punto de dedicarle a Darwin su segundo volumen de "El
Capital", pero éste se asustó.
Segundo,
como sabemos, Federico Engels en su Dialéctica de la
Naturaleza de 1882, elevó al hombre a la categoría de
"la flor más perfecta de la naturaleza"; dando con
ello un paso filosófico-materialista hacia adelante, dejando
atrás el ex nihil, nihil fit, la creación divina de
todas las cosas desde la nada. Engels declaró categóricamente
que el trabajo fue el verdadero creador terrenal del hombre, más
ningún no Dios. Sin embargo, lo que nos interesa aquí
es la fragmentada obra de Engels anexada a su Dialéctica de la
Naturaleza, titulada El papel del Trabajo en la Transformación
del Mono en Hombre.
En cuanto al ser humano, en
términos simples, veamos qué es lo primero que Engels
nos explica:
" El trabajo es la fuente de toda
riqueza, afirman los especialistas en economía política.
Lo es, en efecto, a la par de la naturaleza, proveedora de los
materiales que éste convierte en riqueza. Pero el trabajo es
muchísimo más que esto. Es la condición básica
y fundamental de toda vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta
cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio
hombre."
En realidad, Engels confirma que
nuestro verdadero creador no es el "Padre Nuestro", no es
ningún Dios, ni tampoco la Madre Naturaleza, sino el Trabajo,
es decir, la Alienación misma. Según él, somos
"hijos del trabajo"; para nuestro beneficio social el
trabajo convierte el "material" de la naturaleza en
"riqueza" de la clase dominante.
En la cita
mencionada hay dos cosas importantes que hay que anotar. Primero, el
principio según el cual "el trabajo es muchísimo
más que esto", y segundo, que Engels habla de "toda
vida humana", esto es, del ser y del existir, de la esencia
humana y de la existencia humana. No habla sólo del “ser”
humano. Claro está, que Engels escribió su artículo
en concordancia con el nivel transhistórico de la ciencia
natural de su época, lo que quiere decir que muchos ejemplos
que el utilizó en su Dialéctica de la Naturaleza hoy se
consideran obsoletos. Sin embargo, no estamos interesados en las
simples formas aparentes o niveles originarios, es decir, en los
aspectos fenomenológicos de sus teorías sociales. De
mayor importancia aquí son los contenidos epistemológicos
de largo alcance, los complejos grados filosóficos de sus
teorías revolucionarias en relación al trabajo, al
hombre, al proceso de producción, a la "historia".
Tercero,
veamos entonces cómo el famoso científico burgués
del imperio británico, Louis Leakey, quien probablemente nunca
leyó el fragmento mencionado, coincide con el socialista y
proletario alemán Federico Engels en asuntos humanos,
evolucionarios y revolucionarios.
En cuanto al “Adán
negro”, Homo Zinyantropus u Homo Habilis
Es de
gran interés lo que el famoso antropólogo, arqueólogo
y prehistoriador británico Dr. Louis Seymour Bazett Leakey
tenía que decirnos acerca de sus descubrimientos en el Olduvai
Gorge de la Tanzania de los tiempos actuales en África,
especialmente acerca del primer hombre primitivo que utilizó
herramientas y que él había identificado en 1959.
Para
Leakey, la única forma de hallar al "eslabón
perdido" entre el "hombre" y el "mono",
entre el "homo kenyapitecus", "homo neanderthal"
y el "homo habilis", "homo sapiens" u "homo
sapiens sapiens", era descubrir cuál homo estuvo
trabajando, estuvo laborando. Resultó ser el homo habilis u
homo zinyantropus, que según la determinación de la
fecha por medio del método de radio-carbono había
evolucionado en África hace como 2 a 3 millones de años.
Según descubrimientos de nuevos fósiles más
recientes, en Chad y Etiopía, los ancestros africanos del homo
habilis nacieron hace ya más de siete millones de años.
Si esto es cierto, entonces claro está,
que el hombre moderno de nuestra actualidad -bien sea un ejemplar
joven, bien sea un ejemplar viejo- ya es muy antiguo, muy viejo en su
totalidad como especie y, por ende, “obsoleto”,
moribundo. Quizás así nos podemos explicar mejor su
actual inclinación fuerte hacia el impulso de la muerte, hacia
el Thanatos; así podemos comprender mejor su auto-destrucción,
su inexorable transvolución cósmica, óntica y
nihilista. Según el filósofo alemán G. W. F.
Hegel, “todo lo que nace, merece perecer”; entonces más
que nunca en nuestra época debemos hacer un inmenso esfuerzo
por estudiar y entender este nuestro actual "trilemma",
nuestra despedida inminente, nuestra desaparición física
con todo y modo de producción capitalista e imperialista,
nuestro posible quo vadis fascista apocalíptico. La
alternativa lógico-formal de Hamlet, “Ser o No-Ser”,
ya no vale para nosotros. Necesario es trascender hacia otra esfera,
hacia la emancipación humana, hacia el "Hombre Nuevo",
el homo novus.
Sin embargo y enfrentado a una miríada
de posibilidades, ¿cómo hizo Leakey para identificar al
hombre original, al “Adán negro”? ¿Cómo
Leakey reconoció a su ancestro, como se reconoció a sí
mismo?
Junto a los fósiles de estos antiguos
hombres-mono o monos-hombres se hallaron herramientas, pero sólo
el homo zinyantropus alias sapiens alias lupus había
desarrollado, reproducido o mejorado sus herramientas, en otras
palabras, sólo él había evolucionado adquiriendo
habilidades técnicas y tecnología productiva.
Entonces, el trabajo fue el elemento decisivo para que Leakey
determinara cuándo exactamente nuestro "antepasado",
el Adán africano, había evolucionado; de esta manera,
el ideólogo burgués estuvo de acuerdo con el socialista
científico Engels, en que el trabajo había producido al
hombre, es decir, que el trabajador mismo se ha producido y
reproducido a sí mismo, y que consiguientemente sólo él
puede deshacer lo hecho y resolver sus problemas terrenales.
La
única manera de que el hombre resuelva sus problemas y
trascienda hacia algo verdaderamente nuevo es a través de una
nueva lógica, una nueva ciencia, una nueva filosofía y
una verdadera sabiduría, para convertirse en un creador, crear
y re-crearse a sí mismo, emanciparse. Esto es lo nuevo y real,
es lo realmente nuevo.
Naturalmente, para poder
desarrollar herramientas no sólo es necesario el trabajo
manual-físico; la conditio sine qua non es, más bien,
la reflexión intelectual, la contradicción
cognoscitiva, es decir, el pensar, el interrelacionar el mundo
subjetivo con la realidad externa, y así es como se llega a
comprender al pico de piedra, la herramienta, como una creación
natural-social-humana. Así, el pensar se aproxima a la
realidad objetiva y el mismo mundo exterior empuja hacia el pensar
humano; ésta es la esencia revolucionaria de la práxis
y de la teoría marxista.
En su
manuscrito, Engels explica los niveles simples del llegar-a-ser como
sigue:
"Gracias a la cooperación de la
mano, de los órganos de la lengua y del cerebro, no sólo
en cada individuo sino también en la sociedad, los hombres
aprendieron a ejecutar operaciones cada vez más complicadas, a
plantearse y alcanzar objetivos cada vez más elevados. El
trabajo mismo se diversificaba y se perfeccionaba de generación
en generación, extendiéndose cada vez más hacia
nuevas actividades.”
El origen del
proceso de trabajo, esto es, la dialéctica entre la naturaleza
y la sociedad, la explicó en estas palabras:
"Así
vemos, pues, que la mano no es sólo el órgano del
trabajo; es también producto de el. Únicamente por el
trabajo, por la adaptación a nuevas funciones, por la
transmisión hereditaria del perfeccionamiento especial así
adquirido por los músculos, los ligamentos y, en un período
más largo, también por los huesos, y por la aplicación
siempre renovada de estas habilidades heredadas a funciones nuevas y
cada vez más complejas, es que la mano del hombre ha alcanzado
ese grado de perfección que la ha hecho capaz de dar vida,
como por arte de magia, a los cuadros de Rafael, a las estatuas de
Thorwaldsen y a la música de Paganini."
De
una manera compleja, es decir, teóricamente, Engels nos ha
explicado los orígenes del trabajo físico e intelectual
y el papel central del lenguaje como herramienta para expresar
nuestra conciencia, nuestro "poder de abstracción".
En resumen: Engels explicó el origen planetario-terrenal de
nuestro pensar, de nuestros pensamientos y grados intelectuales de
reflexión, de comprensión y de entendimiento de nuestra
realidad interior y exterior, de nuestras relaciones objetivas y
subjetivas, de la práxis científica y teoría
filosófica humanas.
Subrayó la lógica
del pensar, la dialéctica entre la "mano" y el
"cerebro", entre los dos lados del trabajo. Obviamente, ni
Darwin ni Marx ni Engels ni Leakey cuestionaron la quintaesencia del
Trabajo, del Hombre: la Alienación per se. Aquí y
también en las obras de muchos otros autores, el Trabajo -que
en realidad cada día muestra más expresamente su
tendencia auto-destructiva, expresada en la brutal e inexorable
"lucha por la sobrevivencia del más apto"- se
convierte en la cosa más glorificada bajo el sol, en una vaca
sagrada, en la cosa más sagrada de todas las cosas. Sin
embargo, el trabajo no sólo ha causado la transmutación
del mono al hombre, este salto dialéctico revolucionario, sino
produce y todavía reproduce la relación social perversa
hacia la naturaleza, hacia las demás especies que comparten el
planeta con el homo sapiens, que corren, junto a éste, el
peligro de la extinción.
El “Experimento
Mundo”: A Nuestra Casa
Finalmente, hablando en
términos blochianos, utópicos real-objetivos y
real-subjetivos, nuestro quo vadis contemporáneo, visto desde
la perspectiva científica y filosófica del Pico
Bolívar, como hemos indicado al principio, urgentemente debe
tomar la dirección hacia la creación de una nueva
lógica, una nueva ciencia y una nueva filosofía.
Nuestro experimentum mundi necesita un nuevo hombre si no quiere
terminar en una conflagración atómica, en la entropía
cósmica. Necesita más que un principio de esperanza,
necesita un principio de certeza, repleto de polvo de estrellas
galáctico, la “materia prima” de la cual se
compone el homo emancipatoris.
Las reflexiones que
hemos realizado en el transcurso de este breve escrito constituyen
algunos de los prerequisitos fundamentales para que podamos dar a luz
al homo emancipatoris, a la auténtica trinidad humana -la
esencia, la existencia y la trascendencia humana-, que tiene que
trascender todos los modos de trabajo y de producción, esto
es, la historia misma, con el objetivo de crearse a sí mismo
mediante un “acto trialógico”, como una todavía
posible especie nueva. Para esta nueva especie, la realidad será
totalmente diferente, su multiverso será "triferente";
su génesis no estará ni al principio ni al final, sino
en cada momento, en cada espacio, en cada dimensión.
Trascendemos entonces con nuestras facultades
creadoras hacia un horizonte desconocido en plena creación, a
esta utopía real-emancipatoria que Ernst Bloch llamó
“Heimat”.
--- Este escrito es una versión
revisada y actualizada de la Introducción a la obra filosófica
de Franz J. T. Lee, History of Wisdom (Historia de la Sabiduría),
Libro Uno, Filosofía Griega Antigua: Materialismo vs
Idealismo, (dedicada al finado filósofo marxista alemán
Ernst Bloch, quien fuera su profesor en los años 60)
Publicaciones Electrónicas Pandemónium, Mérida
(Venezuela), 2003.
Véase:
http://www.franz-lee.org/files
(Traducción
del inglés: Jesús Nery Barrios.
Originalmente
publicado en: Revista Venezolana de Ciencia Política,
Postgrado de Ciencias Políticas, CEPSAL, ULA, Mérida,
número 30, julio a diciembre de 2006, páginas 89 - 100.
)